Los pilotos de Fórmula Uno son algunos de los atletas más en forma del mundo y se adhieren a estrategias únicas de preparación física y mental. Mientras que algunas personas pueden pensar que los conductores no hacen mucho, dado que están atados a un asiento con capacidad limitada de movimiento, un conductor en la cúspide de los deportes de motor requiere una combinación de talento excepcional y destreza atlética.El 2018 podría considerarse el año más desafiante para la Fórmula Uno, tanto física como cognitivamente, con los coches generando ahora mayores niveles de downforce y un mayor rendimiento en las curvas.
La consecuencia de esto son niveles más altos de fuerza gravitacional (fuerza G), que ejerce una enorme presión sobre el cuerpo del conductor.
Para dar un poco de contexto, la cabeza del conductor y el casco pesan aproximadamente 6,5 kg; si se tienen en cuenta los 5-6 G generados en frenadas y curvas, las cargas pueden equivaler a 30-40 kg.
A diferencia de los coches que conducimos, un coche de Fórmula Uno requiere una gran cantidad de fuerza de la pierna izquierda del conductor al frenar, lo que resulta en esfuerzos repetidos de aproximadamente 80+kg contra el pedal. Para combatir esto, los conductores requieren el mayor grado de robustez, estabilidad y resistencia de la parte inferior de la carrocería.