El dirigente nacionalista húngaro Viktor Orban obtuvo este domingo una cuarta victoria consecutiva con mucha más facilidad de la esperada, en unas elecciones generales sacudidas por la guerra en Ucrania.
Para enfrentarlo se había formado una alianza inédita y muy dispar de seis partidos decidida a voltear al “autoritario” dirigente de 58 años.
Los analistas habían pronosticado una batalla reñida, pero según los resultados parciales, su partido, el Fidesz, obtuvo el 54,24% de los votos tras un 77% escrutado, frente al 33,92% de la oposición, según la Oficina Electoral Nacional.
La participación fue elevada y se acercó a la movilización récord de las elecciones de 2018.
“Hemos obtenido una victoria excepcional, una victoria tan grande que probablemente pueda verse desde la luna, y desde luego desde Bruselas”, dijo Orban en un breve discurso tras la publicación de resultados oficiales parciales.
Vestido de negro y con el rostro serio, Orban votó con su esposa Aniko Levai temprano en la mañana en una escuela de los suburbios de Budapest, y prometió una “gran victoria”. “Es una elección justa y equitativa”, aseguró.
– “Arruinaron el país” –
Su rival, el jefe de la oposición, Peter Marki-Zay, de 49 años, no había reaccionado aún a las 22H00 GMT.
Apodado MZP, votó junto a sus siete hijos tras haber asistido a misa en su ciudad de Hodmezovasarhely (sudeste) y denunció las “condiciones injustas e imposibles” tendientes a permitir que su rival “permanezca eternamente en el poder”.
El político citó por ejemplo que apenas tuvo derecho a cinco minutos en la televisión pública, que como otros medio oficiales se ha plegado a Orban.
“El poder de la prensa progubernamental es demasiado importante, no pienso que ganaremos”, dijo Flora Arpad, una estudiante de 19 años, que votaba por primera vez.
En la coalición de la oposición, algunos, como el vicepresidente de Jobbik, Marto Gyongyosi, denunciaron “irregularidades”.
Acusado por la Comisión Europea de múltiples ataques al Estado de derecho, Orban ha silenciado durante tres mandatos consecutivos a la justicia y los medios, impulsando al mismo tiempo una visión ultraconservadora de la sociedad.
Por primera vez, más de 200 observadores internacionales vigilaron los comicios. Cada bando desplegó además muchos voluntarios.
Entre los seguidores de Fidesz, el partido en el poder, Zsuzsa Alanyi, una decoradora de 44 años madre de cuatro niños, destacó “las reducciones de impuestos” y las “ayudas” a las familias.
Al contrario, para Agnes Kunyik, de 56 años, Orban y su partido “arruinaron a nuestro país, lo destruyeron”. “Queremos quedarnos en Europa, queremos un Estado democrático con dirigentes racionales”, dijo.
– “La guerra cambió todo” –
MZP recorrió en las últimas semanas la totalidad del territorio para escuchar a sus conciudadanos, tomarse selfis y firmar autógrafos, con la esperanza de derrotar la “propaganda” del gobierno.
Sobre todo que el conflicto en la vecina Ucrania cambió de manera brutal la situación.
“La guerra estalló y la guerra cambió todo”, resumió Orban el viernes en su único mitin de campaña.
“Paz contra guerra”, la ecuación es simple a su entender.
De un lado, un gobierno que se niega a entregar armas a Ucrania y votar sanciones que privarían a Hungría de los preciosos petróleo y gas rusos. Del otro, una oposición que sería belicosa.
A pesar de insistir con este discurso, la cercanía cultivada desde 2010 con el “agresor” Vladimir Putin podría volverse en su contra, subraya Pulai.
Además de la elección de diputados, los húngaros están convocados a responder a cuatro preguntas vinculadas con la reciente ley anti-LGBT+, que prohíbe hablar a los menos de 18 años de “cambio de sexo y homosexualidad”.
AFP