El cementerio Begoña, en el centro de la ciudad española de Bilbao, se ha convertido en la mayor fosa común de la Guerra Civil (1936-1939) hallada hasta la fecha en la comunidad autónoma del País Vasco.
El año pasado, la Sociedad de Ciencias Aranzadi, que trabaja en el marco de un proyecto denominado ‘Begoñako Argia’, inició los trabajos para recuperar los restos de las víctimas mortales en este lugar.
Gracias a la documentación extraída de los registros civiles, libros parroquiales e información del cementerio puesta a disposición pública se calculó que encontraban inhumados los restos de 60 personas, entre ellas, combatientes, pero también civiles.
Muchos de esos civiles fueron asesinados en un bombardeo por parte de la aviación franquista –apoyada por Italia y Alemania–, el 18 de abril de 1937, en la fábrica refugio de Cotorruelo, en Bilbao, donde murieron 133 personas, muchas de ellas niños.
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Bilbao fue una de las ciudades más castigadas por los bombardeos durante la Guerra Civil española, que se saldó con la victoria de las tropas sublevadas contra la República, dando paso a una dictadura que se prolongaría hasta el año 1975, bajo el mando de Francisco Franco.
El miércoles está previsto que la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, y el secretario general de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, Juantxo Agirre, den a conocer el descubrimiento.
En enero, se halló el cuerpo de Tomás Rubin Marín, un combatiente y albañil bilbaíno. Casado y padre de tres hijos, con 33 años, Rubin resultó herido en la batalla de Villareal de Álava –uno de los episodio bélicos de la Guerra Civil española– y murió el 3 de diciembre de 1935 en un hospital militar en el municipio de Amorebieta, en el País Vasco. Su familia pudo recuperar sus restos 86 años después.
El pasado mes de febrero, también se encontró una fosa común de la primera guerra carlista (1833-1840). “Han aparecido los restos de varios individuos, entrecortados por los enterramientos posteriores y no enterrados individualmente, sino en conjunto, en diferentes posiciones”, anunció entonces la sociedad Aranzadi, que también halló “botones compatibles con el uniforme del Ejército liberal”.
El Ayuntamiento de Bilbao recordó que “Bilbao fue una importante plaza en las diferentes Guerras Carlistas e importante fue Begoña por su estratégica posición en los diferentes asedios y sitios que sufrió la ciudad”.
El cementerio estuvo en funcionamiento desde 1813 hasta 2003 y, además de su valor en materia de memoria histórica, es de gran interés para el estudio de la arquitectura funeraria de finales del siglo XIX y del siglo XX.
Una vez que se proceda a la exhumación de todos los restos está previsto que el lugar se convierta en un parque público.
RT
