Es común escuchar a los padres declarar lo particular y amable que resulta para ellos el olor de sus propios bebés. Ahora investigadores del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot han descubierto que el olor que emana del cuero cabelludo de los mamíferos recién nacidos, tanto humanos como de otros animales, tiene un propósito: la supervivencia de la especie.
El especialista Noam Sobel del Departamento de Ciencias del Cerebro y su colega Eva Mishor, en cooperación con el Instituto Nacional Azrieli de Imágenes e Investigación del Cerebro Humano, publicaron recientemente un artículo en la revista revisada por pares Science que revela detalles de este descubrimiento.
Los científicos detectaron que en los mamíferos terrestres, las sustancias químicas volátiles que emanan del cuerpo pueden desencadenar o bloquear eficazmente la agresión en la misma especie. En su proceso de investigación analizaron si el hexadecanal (HEX), un compuesto volátil del cuerpo humano que aparece como una señal química social de mamíferos, afecta la agresión humana. Descubrieron que olfatear HEX, cuyo olor no puede ser identificado por el olfato humano, bloqueaba la agresión en los hombres pero desencadenaba la agresión en las mujeres.
Luego, utilizando imágenes cerebrales funcionales, descubrieron un patrón de actividad cerebral que refleja el comportamiento. Tanto en hombres como en mujeres, HEX aumentó la actividad en la circunvolución angular izquierda, un área del cerebro involucrada en la percepción de señales sociales. Crearon un juego de computadora que se dividió en dos: una etapa de provocación destinada a despertar la agresión entre los 130 hombres y mujeres involucrados en el estudio; y una etapa de reacción en la que se les permitió descargar la agresión que acumularon. La mitad de los participantes estuvieron expuestos a la molécula HEX, mientras que la otra mitad sirvió como grupo de control.
“La razón de esta evolución fue que la agresión masculina en los mamíferos a menudo se expresa con violencia hacia la descendencia, pero en las hembras se expresa protegiendo al bebé”, explicó Mishor. Los investigadores estiman que una cuarta parte de los mamíferos machos, incluidos roedores y primates, matan a algunas de sus crías, especialmente cuando viven en grandes grupos. “Debido a que los bebés no pueden comunicarse verbalmente con sus madres, tienen la posibilidad de comunicarse con productos químicos”, dijo Sobel.
El equipo contactó a un científico japonés que está investigando las moléculas de olor de los bebés. Decidieron colaborar con sus datos y descubrieron que HEX es una de las sustancias químicas más comunes liberadas por el cuero cabelludo de los pequeños. Se sabe que los animales liberan señales químicas de sus órganos olfativos y afectan los comportamientos sociales, pero antes del estudio de Weizmann no se sabía que también influyen en los humanos. “Los humanos se huelen unos a otros todo el tiempo -concluyó Sobel-. Ahora aparentemente entendemos qué sucede cuando se hace con los bebés, cómo nuestro cerebro procesa esta información y cuál podría ser el papel evolutivo de este efecto”.
En otro estudio reciente se constató que los bebés pueden reconocer con quienes tienen relaciones cercanas basándose en la saliva. Aprender a manejar las relaciones sociales es una habilidad fundamental para sobrevivir en las sociedades humanas. Para los bebés y los niños pequeños, eso significa aprender con quién pueden contar para cuidarlos. Ese nuevo estudio por investigadores de Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en ingles), incluida la psicóloga Elizabeth Spelke, muestra que los niños de 8 a 10 meses de edad infieren que es probable que dos personas tengan una relación cercana si los ven teniendo interacciones que involucran una transferencia de saliva.
Tales actividades incluyen besarse, morder la comida del otro y compartir el mismo tenedor o pajilla. El estudio indica que los bebés entienden todas estas actividades como señales sociales que indican si las personas están en términos casuales o comparten vínculos más fuertes.
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