Por Ernesto Rodríguez.- Los gobiernos de los presidentes Joaquín Balaguer, Leonel Fernández, Danilo Medina y Luis Abinader han tenido que cargar pesado con las consecuencias directas de conflictos bélicos internacionales, que han disparado los precios del petróleo en mercados internacionales y gravitado directamente en la economía dominicana.
En reales apuros se han vistos estos mandatarios que han tenido que recurrir a odiosos planes de austeridad, limitaciones de circulación, reajuste de combustibles y planes focalizaos de subvenciones para evitar males peores que pongan en jaque la estabilidad económica, desajustar los presupuestos nacionales y evitar que los pobres no se vuelvan más pobres y los clase media en pobres.
Aunque RD no aporta un arma, ni se le pega un tiro fruto de guerras que generalmente se desarrollan en Europa o en Oriente Medio, si cargo pesado y con los platos rotos, porque el país depende casi totalmente del petróleo para mover los aparatos productivos y de consumo, influyendo en el resto de la economía y la cotidianidad.
A continuación los libritos aplicados por cada mandatario dominicano cuando le ha tocado administrar crisis foráneas.
LAS 10 MEDIDAS DE ABINADER. El presidente Luis Abinader tuvo que adoptar una decena de medidas para enfrentar la crisis económica a nivel mundial, provocada por la invasión de Rusia a Ucrania, que en una semana disparó el precio del barril de petróleo.
El 23 de febrero, un día antes de la guerra Ucrania-Rusia, la cotización del petróleo de Texas, de referencia en RD, era de 92,10 el barril y para el 9 de marzo, superaba los
120 dólares.
Entre las medidas tomadas por Abinader están: el envío urgente al Congreso Nacional de un proyecto de ley que reducirá a 0% los aranceles aplicados a productos de la canasta básica, subsidiar los combustibles con el parámetro de que mientras el precio del crudo de Texas esté por encima de US$85 dólares por barril y por debajo de US$115 dólares, el Gobierno mantendría sin variación los precios internos de los hidrocarburos al nivel del 4 de marzo de 2022.
Estas medidas serían aplicadas de manera provisional durante 6 meses y las mismas impactarían a productos como el aceite refinado, mantequilla y margarina, leche en polvo, grasas comestibles y enlatados.
Otra medida es mantener la política de subsidios focalizados que se implementó desde el 2021 con los programas especiales de venta de comida, el aumento de las transferencias a la tarjeta Supérate, el incremento del subsidio del Bono Gas, la ampliación de las raciones de alimentos en los Comedores Económicos, la instalación de más mercados populares del INESPRE y duplicación de sus bodegas, entre otras.
DANILO Y SU PLAN DE AUSTERIDAD EN 2012. El gobernante del PLD asumió el poder en el 2012 y el entonces de inmediato tuvo que adoptar medidas de austeridad heredada por el déficit cuasi fiscal de su antecesor, Leonel Fernández y que incidió directamente en la energía y combustibles,.
Mediante Decreto 499-12 estableció la racionalidad en el gasto público y ordenó medidas de austeridad en el sector público, el cual supuso un ahorro entre $12,000 y 18,000 millones de pesos en el resto de ese año.
Entre las medidas que se adoptaron en aquel momento estuvieron: el ahorro de energía, control en la compra de combustibles y materiales gastables, así como en viáticos y otras variables.
Además, la prohibición de fiestas, regalos y canastas navideñas, telecomunicaciones, agua potable, combustibles, además se prohibió la compra de vehículos para las instituciones.
Otra medida que llamó la atención fue la subasta de alrededor de 1,000 vehículos de distintos tipos, principalmente de lujo y alto consumo.
Sin embargo, a pesar de que muchas de estas medidas sirvieron para la reducción de gastos en iniciados de su gestión gubernamental, se desconoce a plenitud el balance definitivo de estas medidas de austeridad.
LEONEL Y LA CRISIS DEL 2004. En el 2004, en medio de los conflictos que se vivían en Medio Oriente, y los efectos que también tendrá el reciente desastre sísmico en Japón, el expresidente Leonel Fernández anunció al país una serie de medidas para enfrentar las alzas en los derivados del petróleo, registradas a nivel nacional e internacional.
Entre las medidas más llamativas estuvieron las instrucciones que dio al Ministerio de Hacienda para reducir el gasto del Gobierno en un 12 %, con excepción de los Ministerios de Educación y Salud, y los programas de protección social.
Se decidió que el gobierno no realizara nuevas construcciones de obras en lo que resta del año y terminara las que estaban en ejecución.
En cuanto al tema impositivo, eliminó por un año todas las exoneraciones de ITBIS y de impuestos de aduanas a las instituciones gubernamentales, incluyendo a las autónomas y descentralizadas.
Se destacó el proyecto de conversión a gas natural de por lo menos 20 mil vehículos del transporte público que utilizan GLP como combustible, con el cual el Estado se ahorrará unos RD$553 millones anuales por concepto de eliminación del programa Bonogás, lo que producirá una reducción de la factura petrolera de alrededor de US$25 millones al año.
Sobre el sector transporte, las medidas impactarían en un ahorro promedio mensual, en ese momento, por RD$8,466 pesos cada uno, equivalentes a RD$2,031 millones al año para los 20 mil que en la actualidad se encuentran organizados.
BALAGUER Y LA CRISIS POR LA GUERRA DEL GOLFO. La Guerra del Golfo Pérsico, desatada por la invasión de Irak en Kuwait a principios de los 90 y que provocó la intervención de Estados Unidos, ha sido el conflicto bélico internacional más demoledor para la economía dominicana.
Joaquín Balaguer agotaba su segundo mandato presidencial consecutivo y tuvo que administrar una de las peores crisis económica dela historia.
Para la época, la inflación subió al 80%, el PIB se contrajo un 6.2%, el consumo privado 11%, la inversión bruta fija 9%, las reservas internacionales se redujeron cerca de US$500 millones y quebraron siete bancos comerciales.
La gasolina subió, en un abrir y cerrar de ojos, de 6 a 11 pesos y luego a 20 pesos el galón, además que había que hacer largas filas en un día para consumo de vehículos con placas pares y al día siguiente para las impares. Los estallidos sociales brotaron a nivel nacional.
Balaguer buscó el apoyo de la Iglesia Católica y el sector empresarial y propició el denominado “Pacto de la Solidaridad Económica”.
En esta propuesta se comprometía a propiciar presupuestos equilibrados y austeros en las entidades descentralizadas, suspender las emisiones inorgánicas, fijar precios de ventas con los costos reales y márgenes de beneficios justos para los alimentos, medicinas, carburantes y transporte.
Establecer una tasa de cambio “única, revisable y ajustada a la realidad de la oferta y la demanda”, aumentar los sueldos de los servidores públicos y propiciar un incremento en los salarios del sector privado. También, ampliar y profundizar los programas directos de asistencia social.
La propuesta de Pacto ofrecía reorientar la inversión fiscal a la producción agropecuaria e industrial, superar la crisis energética, atender las demandas de viviendas, escuelas y centros de salud, además de renegociar la deuda pública y restringir el crédito interno.
El sector empresarial a mantener estables, durante seis meses, los precios de los artículos de primera necesidad, incluyendo los repuestos de vehículos, asimilar los aumentos salariales y respaldar las reformas fiscales. También planteaba que los empresarios entregaran las divisas que generaban sus exportaciones y las remesas.
En el caso de las organizaciones populares, su compromiso sería contribuir con la armonía obrero-patronal, mantener sus servicios, incrementar la productividad, defender el orden público y propiciar la paz social sin renunciar a sus aspiraciones legítimas.
La propuesta hecha por el Gobierno de Balaguer fue ponderada por los sectores empresariales y populares, los que luego con algunas que otras puntualizaciones se pusieron de acuerdo en aras de propiciar la paz social necesaria para mejorar la situación del país.