Los bancos y los oligarcas rusos se enfrentan a las consecuencias de las sanciones impuestas por Berna. Las autoridades helvéticas han congelado miles de millones de activos en las bóvedas de los bancos suizos.
El valor de los activos rusos en Suiza asciende a 10 000 millones de francos (11 000 millones de dólares) según el Banco Nacional. Pero el periódico Neue Zürcher Zeitung cree que, incluyendo los activos de cinco oligarcas objeto de las sanciones (que no ha nombrado), la cifra real podría ascender a los 150 000 millones de francos.
El Gobierno suizo, finalmente, ha cedido a la presión nacional e internacional y –en línea con la Unión Europea– el 28 de febrero accedió a congelar los activos rusos sancionados. Rusia ha impuesto controles de capital y restringe la cantidad de dinero que puede salir del país.
Algunos medios de comunicación han especulado con que las sanciones han llevado a los rusos ricos a intentar retirar desesperadamente fondos o ponerlos a nombre de familiares. Los bancos –alegando la confidencialidad de sus clientes– se niegan a hacer comentarios.
Los oligarcas son extremadamente ricos y pueden contar con asesores financieros muy sofisticados, pero esto no siempre los protege frente a las consecuencias de las sanciones. La investigación de los Papeles de Panamá en 2016 puso al descubierto una red de abogados, asesores y fondos fiduciarios extraterritoriales que arrojan una cortina de humo sobre el rastro de los fondos y oscurecen la verdadera propiedad de los activos.
A pesar de haber negado su influencia en el Kremlin, el industrial ruso Viktor Vekselberg tuvo que reducir o cortar sus vínculos con empresas suizas tras ser incluido en una lista de sanciones de Estados Unidos en 2018.