ALCE es una sigla que tiene obsesionada a la cancillería mexicana. Es que, el anhelo de crear la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, impulsada por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, está próximo a convertirse en una realidad, siendo un hito para la región. El lanzamiento de este centro fue propuesto bajo la presidencia temporal de México en la CELAC, y aspira a ser uno de los principales logros en la historia del organismo.
Actualmente, son varios los países de esta parte del continente que tienen recursos y experiencia en el rubro. Sin embargo, es “un sector en donde la región está reservada con respecto a otras”, le dice a RT Martín Borrego Llorente, a cargo de la oficina para América del Sur y mano derecha de Ebrard. “Hay que apostar a lo grande”, agrega. Y, ¿por qué no?
Fue así como a mediados de septiembre 18 naciones firmaron el Convenio Constitutivo: Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Venezuela. México, por su parte, pondrá la sede principal.
“Este proyecto no solo busca concentrar a los Estados con agencias espaciales propias, sino impulsar el desarrollo de la ciencia y la tecnología en las naciones que aún no cuentan con una, de manera que los países de la región se puedan beneficiar”, señala el funcionario. “Es la expresión máxima de cooperación a la que podemos aspirar”, afirma.
¿Por qué es importante?
La unificación de saberes y equipamientos desde los distintos países puede servir para afrontar diferentes desafíos en la región, impactando directamente en la vida del ciudadano de a pie. Aunque parezca complejo, su lógica es sencilla: con mejores datos, los gobiernos pueden lanzar mejores políticas, y los habitantes tomar mejores decisiones.
“La ALCE potenciará la capacidad de los sistemas de observación de la Tierra”, indica Borrego Llorente. Esto, “en mejora de la agricultura, la alerta temprana de desastres naturales (sequías, inundaciones, incendios o huracanes), seguridad y vigilancia”. También menciona “fines relacionados con la oceanografía, meteorología, exploración de recursos naturales, inteligencia urbana y cartografía”.
Desde Argentina, el director de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), Raúl Kulichevsky, destaca que el proyecto ayudará a promover la educación espacial, pero también será un factor clave en el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, dando “información a los sectores productivos”.
Asimismo, la creación de la Agencia va en sintonía con las prioridades establecidas por el Gobierno argentino al asumir la dirección de la CELAC para el 2022, remarcando que el foco primordial estará en la respuesta al cambio climático en El Caribe.
¿Cuándo comenzará a funcionar y cuál será su primer objetivo?
“El Convenio Constitutivo estipula que, para la entrada en vigor del mismo, se requiere la ratificación de 11 Estados”, detalla Borrego Llorente. Por ahora, los países firmantes, inclusive México, están avanzando en estos procesos internos, que no tienen fecha prevista para su culminación. “Se espera que las ratificaciones se realicen durante el presente año”, acota Kulichevsky desde el Cono Sur. Y explica: “En el caso argentino, esa ratificación tiene que realizarla el Congreso”.
Entre tanto, aunque todavía es muy pronto para revelar posibles metas, el diplomático le adelanta a este medio que la Agencia Espacial Mexicana, junto a otras oficinas de la región, “están elaborando un nanosatélite”. Si bien es cierto que países como Argentina ya han lanzado al espacio varios de estos instrumentos, caracterizados por su tamaño pequeño, este “sería el primer entregable en el marco de la ALCE”.
Con un poco más de hermetismo, el político avisa: “Tenemos en puerta otros proyectos importantes, de los que pronto daremos detalles”.
¿Cómo se financiará y por qué la oficina central estará en México?
El futuro organismo obtendrá sus recursos económicos gracias a los aportes de los países miembros, pero también “dejará espacio para colaboraciones en proyectos especiales con actores externos”, aclara Llorente. Cuando avancen las tratativas, la Asamblea de la entidad multilateral determinará su presupuesto y también cómo se distribuirán las contribuciones para el financiamiento.
De todos modos, ya se definió que las oficinas principales se localizarán en la Agencia Especial Mexicana, por ser “una de las más capaces de la región”. En efecto, su director general, Salvador Landeros Ayala, propuso usar aquellas instalaciones y los Estados firmantes “gratamente apoyaron la iniciativa”.
Además de su propia nación, el diplomático norteamericano destaca los avances de otros importantes actores, como Brasil, Chile y Colombia, que todavía no se incorporaron al proyecto naciente.
Entre los países que sí se plegaron a esta idea regional, Llorente valora los aportes de Perú, Bolivia, Paraguay y Venezuela, con agencias espaciales propias, sumado a los profesionales de Cuba. Kulichevsky complementa: “La Argentina viene desarrollando el sector espacial desde hace décadas y cuenta con instituciones públicas y privadas con amplia experiencia, a partir del desarrollo de este sector como una política de Estado”.
De hecho, aunque todavía no se discutió, está abierta la posibilidad para que se abran más sedes en otras partes del continente. Ahora, mientras continúan los acuerdos para su puesta en marcha inicial, otros países latinos mostraron su interés en la ALCE, pero todavía están pendientes sus firmas.
¿Pueden surgir alianzas con otras entidades, como la NASA, la Agencia Espacial Europea o la Agencia Espacial Federal Rusa?
“Existe la posibilidad de trabajo conjunto”, se entusiasma el titular de la CONAE. Sin embargo, desde México aclaran que no se podrán concretar alianzas hasta que la ALCE inicie sus operaciones, aunque “se han tenido acercamientos y varias agencias extra regionales han expresado su intención de colaborar”, adelanta el funcionario. Esto, “es central para potenciar los beneficios en la región”, comenta.
Más allá de celebrar el acompañamiento de otras importantes instituciones con trayectoria y reconocimiento a nivel global, Borrego Llorente subraya que el objetivo principal es lograr mayor independencia. Es decir, usar los satélites latinoamericanos para los asuntos latinoamericanos: “No queremos depender de otros países”, enfatiza. El objetivo final, se basa en “fijar las propias necesidades y prioridades”, sabiendo que “la tecnología espacial no solo es el futuro, es parte fundamental de la sociedad presente”.
Por: RT