Por Suanny Acosta.- Durante el periodo enero-octubre 2021, la inflación acumulada en República Dominicana se ubicó en 6.56%, mostrando un moderado porcentaje en comparación con algunas economías de las grandes potencias, esto de acuerdo a un análisis emitido por el Banco Central sobre los factores determinantes de la inflación mundial y su repercusión en las economías emergentes y desarrolladas.
La entidad bancaria explicó que, a pesar de que el país se ha visto afectado por el choque de oferta global, particularmente por el incremento tanto de los precios del petróleo, como de insumos importados utilizados en la producción local y el sector construcción; así como también por el aumento del costo de los fletes asociado a la escasez de contenedores, la inflación interanual se ha moderado luego de alcanzar su punto más alto en mayo con un 10.48%.
“El sistema de pronósticos del Banco Central indica que la inflación convergerá gradualmente al rango meta de 4% ± 1% durante el segundo semestre de 2022, aunque lo hará a un ritmo más gradual de lo que se pensaba originalmente, ya que las expectativas apuntan a un choque de oferta más persistente que lo esperado”, precisa el análisis.
Asimismo, el documento especifica que la consolidación de la reactivación se observa en el último dato del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), el cual creció 12.4% interanual en enero-octubre. Asimismo, el mercado laboral dominicano ha continuado su tendencia a la normalización, alcanzando una ocupación total de 4,598,409 en julio-septiembre 2021, lo cual representó un 97.5% de la ocupación total de octubre-diciembre 2019, es decir, de la pre-pandemia.
“Es preciso señalar que la reactivación económica no hubiese sido posible sin la puesta en marcha de un efectivo plan de salud que permitió una apertura más rápida de la economía. Dentro de este plan, cabe destacar el efectivo programa de vacunación del gobierno que ha logrado inocular casi un 80.0% de la población adulta con una dosis, y aproximadamente un 65.0% de dicha población con dos dosis”, según el Ministerio de Salud Pública.
En el caso dominicano, es importante señalar que la decisión de normalizar la política monetaria se ha adoptado en momentos en que la economía presenta una situación muy favorable en el sector externo. En enero-septiembre, la inversión extranjera directa (IED) alcanzó USD 2,484.9 millones y se espera que supere los USD 3 mil millones en 2021, financiando 1.6 veces el déficit de cuenta corriente que se situaría en torno a 2.0% del producto interno bruto (PIB), indica el Banco Central.
El documento destaca que más allá de la IED, otras actividades vinculadas al sector externo mostraron un gran dinamismo. Las exportaciones ascendieron a USD 9,199.1 millones en enero-septiembre, a la vez que se recibieron ingresos por turismo por USD 3,826.5 millones en ese mismo periodo. Vale resaltar que el mayor proveedor de divisas de la economía dominicana fueron las remesas, que ascendieron a USD 9,461.7 millones en noviembre, para un crecimiento interanual de 28.8% y una expansión de 47.1% con respecto a 2019. Se espera que las remesas superarían USD 10 mil millones en 2021.
El Banco Central informó, además, que este crecimiento continuaría en 2022 por encima del potencial, tomando en consideración la reapertura de las actividades económicas y el repunte del turismo, así como el avance obtenido en el proceso de vacunación.
La inflación mundial y su impacto en las economías avanzadas y emergentes
En el largo plazo, la inflación es un fenómeno monetario, como afirmara en su momento el ganador del Premio Nobel Milton Friedman. No obstante, en el corto plazo, los precios pueden aumentar por distintas razones, siempre relacionadas con factores que provocan excesos de demanda o falta de oferta en distintos mercados. Tal es el caso de choques relacionados con el comportamiento de la política fiscal, las condiciones meteorológicas o el panorama político de cada país. Más allá de estos elementos, las economías experimentan inflación importada cuando los precios presentan alzas sostenidas en los mercados internacionales, tal y como ha ocurrido en la coyuntura actual.
La reacción de la política monetaria frente a este fenómeno depende de si se trata de algo transitorio o más permanente. Aunque la inflación global se percibe como un fenómeno transitorio que se irá corrigiendo en la medida que se corrijan las interrupciones en la cadena de suministro y se normalice la oferta mundial, todo indica que el proceso estaría vigente durante el próximo año, por lo que los bancos centrales han comenzado a aumentar tasas de interés, aprovechando la consolidación de la reactivación económica. Veamos cómo se va dando este proceso en las economías industrializadas y las emergentes.
En Estados Unidos de América, la inflación interanual alcanzó 6.2 % en octubre 2021, el nivel más alto de las últimas tres décadas, impulsada por el incremento en los precios de los combustibles, particularmente el fuel oil (59.1 %) y la gasolina (49.6 %). Ante esta situación, la Reserva Federal (FED) anunció en la primera semana de noviembre el inicio del retiro gradual del estímulo monetario con una reducción de USD 15 millones en sus compras netas mensuales de activos, entre otras medidas que serán implementadas en lo que resta del año. Se espera que la FED incrementará su tasa de política monetaria a principios de 2022.
Por otro lado, la Zona Euro (ZE), que al cierre de 2020 enfrentaba un proceso deflacionario, también ha presentado un incremento sostenido del nivel de precios, situándose la inflación interanual en 4.9% en noviembre, el nivel más alto alcanzado desde la creación de esta área monetaria común en 1999. A pesar del crecimiento acelerado de la inflación en la eurozona, el Banco Central Europeo ha decidido mantener su política expansiva hasta tanto mejoren las condiciones del mercado laboral y se consolide la reactivación.
Las economías emergentes presentan una mayor volatilidad en la inflación que los países desarrollados, debido a que tienen menor resiliencia a los choques externos que las economías avanzadas. Por ejemplo, en octubre 2021, la economía de China presentó una inflación interanual de 13.5 %, mientras Turquía registró en noviembre un alza de precios de 21.3%. Turquía ha experimentado una devaluación de la lira con respecto al dólar de 44.9 % en lo que va de año, motivada por conflictos institucionales entre el gobierno y el banco central, el cual ha recibido presiones por disminuir su tasa de política a pesar del desbalance macroeconómico.
En Rusia, las presiones inflacionarias llevaron al banco central a tomar la decisión en octubre de incrementar su tasa de política monetaria en 75 puntos básicos. Al cierre de noviembre, la inflación rusa se había situado en 8.4% interanual. Asimismo, en Corea del Sur, una economía de baja inflación donde rara vez este indicador supera el 2.0%, los precios crecieron 3.7%, registrando su mayor inflación interanual en una década. Como resultado de este comportamiento, el banco central aumentó la tasa de política monetaria en 25 puntos básicos por segunda vez en lo que va de año.