La Administración Nacional de Seguridad Nuclear de EE.UU. (NNSA por sus siglas en inglés) anunció el 2 de diciembre el fin del ensamblaje de la primera bomba nuclear B61-12 fabricada en serie.
El proyecto, en el que se han invertido nueve años de trabajo, ha entrado en la etapa final: se planea construir y entregar a la Fuerza Aérea del país todas las municiones presupuestadas entre 2022 y 2026.
La B61-12 reemplazará todas las bombas de los tipos B61 y B83 en servicio desde la época de la Guerra Fría. Se prevé que estas bombas guiadas de caída libre serán portadas tanto por bombarderos estratégicos como por aviones tácticos.
La peculiaridad de la nueva versión de la B61 es que no usa un paracaídas, lleva sus propios motores incorporados y consta de un sistema de guiado instalado en la cola que contiene un subsistema de navegación inercial asistido por GPS.
Esta capacidad facilita el cumplimiento de las misiones de los pilotos, ya que no será necesario que la aeronave vuele exactamente sobre el objetivo.
Además de para los cazas furtivos F-35A, se espera que en el futuro la bomba B61-12 sea certificada para su uso desde los cazabombarderos F-15E, F-16C/D y F-16 MLU, los cazas europeos Panavia Tornado PA-200 (desarrollados durante la Guerra Fría), así como los bombarderos sigilosos B-2 Spirit y los futuristas bombarderos B-21 Raider, todavía en desarrollo.