El Cristo Redentor, la imagen más representativa de Brasil, conmemoró este martes sus 90 años lejos del cerro del Corcovado, donde se levanta, y sin los miles de fieles que año tras año suelen acompañarle en su aniversario.
Las condiciones climáticas de Río de Janeiro, que vive un frente frío en estos días, obligaron a trasladar los actos de la celebración a la Catedral de San Sebastián, en el centro de la ciudad, y a festejar la importante fecha sin las habituales multitudes que se registran este día, por la pandemia de la covid.
El virus ya deja más de 600.000 muertes y 21,5 millones de contagios en Brasil, y aunque ha desacelerado drásticamente en los últimos meses, todavía no es controlado totalmente en el país.
Ante la falta del Cristo, una réplica de su corazón fue ubicada en el altar de la Catedral para simbolizar su presencia durante las conmemoraciones que comenzaron a tempranas horas de la mañana.
Una ceremonia litúrgica presidida por el arzobispo de Río, cardenal Orani João Tempesta, fue el acto principal del festejo, en el que también se recordó a Nuestra señora Aparecida, considerada la patrona de Brasil por la Iglesia católica, que también celebra su día en esta fecha.
Durante el evento también se presentaron las medallas y la colección de estampillas conmemorativas por los 90 años del Cristo, pero las exhibiciones aéreas que harían parte de la apertura de las celebraciones, fueron canceladas en la hora, a la espera de que la neblina permitiera su realización posteriormente.
Fue un acto sobrio y modesto, al que solo asistieron autoridades públicas y religiosas.
FIESTA SOSTENIBLE
Inspirada en los 17 objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre los cuales están la eliminación de la pobreza y el hambre, brindar salud y bienestar y promover las energías limpias, la celebración de las nueve décadas del Cristo incluirá una programación especial que se extenderá hasta el 16 de octubre en la Catedral de Río.
Servicios gratuitos de salud, alimentación y bienestar para la población más vulnerable de la ciudad serán ofrecidos diariamente en el recinto religioso, donde también se realizarán eventos musicales y artísticos, así como exhibiciones y conferencias relacionadas con la conservación del medio ambiente.
“CACHAÇA REDENTOR”, UN PRODUCTO INSPIRADO EN EL PAPA
Como parte de la celebración por las diez décadas del Cristo, una serie de productos de marca propia empezaron a ser comercializados a partir de hoy, entre ellos, la Cachaça Redentor, que nació gracias a un jocoso comentario del papa Francisco.
La cachaça, una bebida hecha a base de licor de caña y uno de los mayores símbolos de la gastronomía brasileña, fue recordada jocosamente por el papa Francicso, el pasado 26 de mayo.
Ese día, después de su audiencia general en el Vaticano, el sumo pontífice fue abordado por un sacerdote brasileño que le pidió rezar por su país, a lo que el papa respondió en tono de burla, “ustedes no tienen salvación, son mucha cachaça y poca oración”.
Inspirado en la divertida frase, el padre Omar Raposo, director del santuario del Cristo en Río, aprovechó la promoción del santo pontífice para dar vida a la “Cachaça Redentor”.
“El papa va a sentirse muy feliz al saber que esa cachaça va a ayudar mucho en proyectos sociales”, explicó el Padre Omar a la prensa.
De acuerdo con el sacerdote, la bebida será ofrecida al público en diferentes presentaciones e incluso habrá una versión “mini” que los turistas podrán llevar como recuerdo.
LA ESTATUA MÁS ICÓNICA DE LATINOAMÉRICA
El imponente monumento, que se levanta sobre la cima del cerro del Corcovado, es una de las siete maravillas del mundo moderno y el principal atractivo turístico de Brasil. Fue construido en cinco años e inaugurado el 12 de octubre de 1931.
De estilo “art déco”, la estatua de 38 metros (unos 13 pisos) pesa 1.145 toneladas, está elaborada en concreto armado y revestida completamente con millones de triángulos de 3 centímetros de esteatita (piedra de jabón), un material resistente a la erosión.
El imponente monumento está levantado a 720 metros sobre el nivel del mar y fue diseñado para resistir vientos de hasta 250 kilómetros por hora, una capacidad cuatro veces superior a la media registrada en la cima del Corcovado.
La obra, que combina ingeniería, arquitectura y escultura, enfrentó difíciles condiciones para su construcción, que incluían trabajar sobre una base en la que casi no cabían los andamios, soportando fuertes vientos junto a un profundo precipicio.
Pese a las dificultades, su construcción no cobró ninguna víctima fatal.
Fuente: EFE