Maquinan con frialdad, coordinan todos los detalles para que no se escape nada y poder logar su cometido. Cegados de celos, muchos hombres están dispuestos a apagar la luz de quien hasta un día fue su compañera de vida, y en algunos casos madre de sus hijos.
Sin escatimar el precio a pagar, están dispuestos a ubicar desaprensivos y hasta dar instrucciones de cómo cometer el hecho, como parte del accionar de quienes han decido cambiarles la vida, o como dirían muchos, “matarlas en vida” a esas mujeres que han recibido la marca indeleble del compuesto de varios químicos, entre los cuales está el ácido sulfúrico y el ácido clorhídrico, que con otras combinaciones da lo que se conoce como “ácido del diablo”.
Pero una vez se identifican a los culpables, los cuales han sido calificados por muchos ciudadanos como “endemoniados”, la justicia se encarga, como hasta ahora lo ha demostrado, que paguen el hecho con todo el peso de la ley.
El más reciente caso de la joven Yocairi Amarante, la cual recibió ácido del diablo en su cuerpo hace un año y cinco días, el 25 de septiembre del 2020 específicamente, y que ha tenido gran cobertura mediática, es una muestra del contundente mensaje que están enviando las autoridades para personas que piensen o intenten emular cambiarle la vida para siempre a una mujer.
Hasta ahora no se conoce otro caso por ácido del diablo que haya sacado las lágrimas de felicidad a las víctimas producto una condena por 30 años de cárcel contra sus agresores como el de Amarante.
Sin embargo, algunas personas creen que 30 años, la pena máxima en la República Dominicana, no es suficiente para tapar las marcas en el cuerpo de decenas de mujeres que han sufrido el dolor, el daño psicológico, físico y social que deja el impacto del plomerito en el cuerpo de las esas mujeres.
“Y aunque con esto no se le devolverá jamás su salud emocional y física a Yocairi, tenemos la satisfacción de que todo el peso de la ley cayó contra sus agresores”, apuntó la fiscal del Distrito Rosalba Ramos.
Pese a lo que se ha considerado como un gran avance en la lucha contra las intenciones malévolas con ácido del diablo, la mayoría de los casos que han terminado en condenas no pasan de 20 años, con un denominador común: casi todos tienen un autor intelectual, que juega el papel de cómplice y oferta, en la mayoría de los casos, poco menos de 50 mil pesos, lo que significa un precio para la vida de una persona que generalmente es joven, con todo un futuro por delante.
A esto se suma la lucha de las autoridades por controlar el expendio ilegal del químico, que todavía puede ser encontrado en algunos establecimientos no regulados y que no están autorizados para su venta.
Los más recientes casos
Hace varios días, la procuradora general de la República, Miriam Germán Brito, dio instrucciones para que los fiscales lleven casos relacionados con el ácido del diablo sean tipificados como de tortura y barbarie.
“Se instruye que, al presentar acusación en los casos de agresión a una persona con sustancia corrosiva, se otorgue la calificación jurídica de acto de tortura o barbarie, tipificado en los artículos del 303 al 304 del Código Penal Dominicano, incluyendo todas las circunstancias agravantes que concurran, según fuera el caso”, establece la instrucción dirigida a los miembros del Ministerio Público.
Y es que, en la mayoría de los casos, las víctimas queda casi inhabilitadas tras ser hospitalizadas a causa de las quemaduras que muchas veces van más allá de su piel.
En marzo de este año, el Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional condenó este martes a 20 años de prisión a Wascar Orlando Castillo, de 63 años, acusado de pagar para que un antisocial rociara “ácido del diablo” a una adolescente de 16 años, quien falleció un mes después del ataque.
Por el hecho, ocurrido en 2006, en Villa Juana, el sentenciado deberá pagar también una indemnización de dos millones de pesos a la madre de la víctima, Francia María Rodríguez Álvarez, así como cubrir las costas del proceso.
Luego de cometer el delito, Wascar Orlando Castillo huyó a Estados Unidos, de donde fue extraditado en 2019.
Otro de los más recientes sucesos relacionados al ácido del diablo y que ha tenido gran impacto en la sociedad dominicana, es el de Yanelis Arias.
La joven, a la que el 20 de agosto le lanzaron ácido del diablo con la excusa de entregarle un ramo de flores luego murió tras recibir asistencia médica durante más de dos semanas.
Se recuerda que un individuo se presentó a la residencia de Arias ubicada con flores, con el objetivo de hacerla salir de su casa para poder alcanzarla con el ácido del diablo. El hecho ocurrió en Tenares.
Sin embargo, los victimarios no son sólo hombres, también, por arranque de celos y despecho, se han registrado casos de mujeres que arremeten con el corrosivo contra otras féminas. En Higüey, Vanessa Rodríguez fue rociada con el químico en el sector Juan Pablo Duarte, provocándole importantes quemaduras en su cuerpo.