El volcán de la isla española de La Palma, que entró en erupción el pasado domingo 19 de septiembre, además de una inmensa cantidad de lava que ya ha cubierto más de 160 hectáreas de terreno, también está expulsando una intensa columna de humo que puede trasladarse cientos de kilómetros.
Alrededor de esta emisión de gases a la atmósfera hay multitud de preguntas para saber de qué modo puede afectar a otros territorios y a sus habitantes.
¿De qué se compone la nube de gas emitida por Cumbre Vieja?
Los gases presentes en el magma ascienden desde la boca del volcán en forma de columna que también arrastra elementos sólidos, como los piroclastos. En el caso del volcán de La Palma se estima que la pluma volcánica ascienda a 4.200 metros por encima de la boca eruptiva, según las últimas estimaciones del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo Volcánico de Canarias (PEVOLCA).
Los principales componentes de ese gas volcánico son agua, que representa casi el 80 % del total; dióxido de carbono (CO2); anhídrido sulfuroso (SO2, también conocido como dióxido de azufre), que es tóxico; y ácido sulfhídrico (H2S), también tóxico.
¿Es peligrosa esta nube?
La mayoría del dióxido de azufre, la sustancia más nociva de las que componen esta nube, se encuentra en capas a mucha altura de la atmósfera, sobre todo según se aleja de la fuente, por lo que a gran distancia solo se podrá apreciar una ligera neblina en el cielo.
Además, según ha señalado en un comunicado el científico senior del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus, Mark Parrington, el efecto en la atmósfera y en la calidad del aire en la superficie del dióxido de azufre liberado en Cumbre Vieja serán con toda probabilidad muy reducidas.
Por el momento, a nivel de la población, según la red de Calidad del Aire del Gobierno de Canarias, los niveles de SO2 no se han visto incrementados, por lo que por el momento no hay riesgo ni para las poblaciones más cercanas al volcán.
¿Hasta dónde llegará la nube?
El Servicio de Monitoreo Copernicus ha pronosticado que a partir de este viernes por la mañana la nube con el dióxido de azufre comenzará a extenderse por la Península Ibérica, el sur de Francia y prácticamente toda Italia.
Además, a esta nube se sumará la emitida por el Etna, volcán situado en Sicilia, que también entró en erupción el martes de esta semana.
¿Se convertirá en lluvia ácida?
Se califica como lluvia ácida a las precipitaciones con un grado de acidez menor del habitual (pH menor de 5). Generalmente es debido a las emisiones de óxidos de nitrógeno y de azufre de fábricas, centrales térmicas y vehículos. Cuando se mezclan con el vapor de agua y caen a la superficie terrestre con la lluvia puede llegar a provocar grandes daños en suelos y vegetación e incluso problemas respiratorios en las personas.
En esta ocasión la lluvia podría llegar a ser algo más ácida de lo habitual, pero no se espera que pueda producir ningún daño sobre la salud. Los modelos de extensión de la nube, al igual que las imágenes de satélite, como el proporcionado por Copernicus, indican la concentración total de SO2 desde la superficie hasta el tope de la atmósfera. “El SO2 se puede concentrar en determinadas capas a una altura en la que no tenga repercusión directa para la población (como este caso)”, recuerdan desde el Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
¿Cambiará si la lava llega al mar?
Desde el pasado lunes, cuando las coladas de magma emitidas por Cumbre Vieja avanzaban a 700 metros por hora, se especula con la posibilidad de que llegaran al mar. Todavía no se ha producido ese encuentro con las aguas atlánticas debido a la orografía y a un paulatino descenso de la velocidad, puesto que actualmente la lava se desplaza a tan solo cuatro metros por hora.
Los expertos todavía no descartan que se alcance la costa. En ese caso, cuando la lava se sumerja en las aguas marinas se estima que se producirá una emisión bastante importante de gases tóxicos, entre los que se encuentra el dióxido de azufre, pero también finas partículas de ácido clorhídrico y de vidrio, que pueden provocar irritación en los ojos y piel y problemas respiratorios.
Cuando el magma caliente entra en contacto con el agua del mar se produce un enfriamiento paulatino de la lava y es cuando se comienza a emitir la mezcla de vapor y gases a la superficie. Asimismo, se espera que se puedan producir fenómenos explosivos en estos primeros momentos, debido al rápido enfriamiento del fluido caliente.