La tartamudez es un trastorno de la fonación definido por la presencia de vacilaciones, repeticiones, y prolongación de sonidos y de sílabas o palabras. Estas dificultades pueden aparecer cuando se comienza a hablar, y causan una gran ansiedad en quien la padece porque se siente incapaz de comunicarse de manera eficiente.
La tartamudez no es una enfermedad, sino una dificultad, un desorden involuntario con un gran soporte neurológico y aun no se conocen claramente sus causas. Sí se sabe que están afectadas ciertas zonas del cerebro responsables de la coordinación y sincronización de los movimientos fonatorios. Se cree que podría estar genéticamente determinada, pues aproximadamente el 50% de las personas afectadas tienen un familiar cercano con esta alteración, casos que claramente no tienen relación con problemas psicológicos o emocionales.
Mas de 70 millones en el mundo tartamudean (3 millones en Estados Unidos). Del total, aproximadamente el 5% son niños y el 1% son adultos. La tartamudez es más frecuente en los varones que en las mujeres (relación de 4 a 1) y suele aparecer entre los 2 y los 5 años.
Las personas tartamudas son capaces de superar este defecto temporalmente cuando leen en voz alta o cuando cantan.
El cerebro está constituido por dos mitades, llamadas hemisferio derecho e izquierdo. El hemisferio derecho se encarga de las habilidades espaciales y visuales (imagina figuras y formas) y es el lugar de la creatividad, el talento artístico y las emociones. Además, se encarga de coordinar el movimiento de la parte izquierda de nuestro cuerpo.
El hemisferio izquierdo, en cambio, es asiento del lenguaje, cumple con esta función y con la escritura. Es el encargado de los razonamientos, del pensamiento analítico y la lógica. También se encarga de coordinar el movimiento de la parte derecha del cuerpo. Cuando el niño hace fuerza para hablar, manifiesta dificultades para expresarse, aparece el esfuerzo y la tensión en la cara, y se notan las repeticiones, es el momento de la consulta con el pediatra y el otorrinolaringólogo. Luego de la anamnesis indirecta, es decir, la consulta sobre el historial de salud del niño realizada a los padres y del examen clínico, corresponde derivarlo al foniatra, que es el fonoaudiólogo especializado en lenguaje.
La detección temprana es fundamental. El foniatra se encargará de trabajar intensamente, brindándole el tiempo necesario para que se pueda expresar y facilitando la fluidez del lenguaje. Por otra parte, su acompañamiento es imprescindible para la inclusión a la sociedad.
Un ejemplo muy claro se puede en la película que conocimos como “El discurso del rey”. En ella se cuenta la historia del rey Jorge VI de Inglaterra, quien para vencer la tartamudez, recurrió a un fonoaudiólogo australiano llamado Lionel Logue. Luego de un intenso trabajo en conjunto, en su primera transmisión de radio como monarca, pudo leer el discurso en el que Gran Bretaña le declara la guerra a Alemania (1939) sin tartamudear.
Todos los 22 de octubre se celebra el Día Internacional de la Tartamudez, con la intención de sensibilizar y tratar de evitar una carga emocional importante para quien padece este trastorno. Solo dándole visibilidad a esta alteración del lenguaje se evita la estigmatización y las discriminaciones.
Lo más importante para tener en cuenta es que resulta imprescindible la consulta con el especialista en el lenguaje para tratar la tartamudez.