El reciente agravamiento de la crisis de combustible en el Líbano tiene contra las cuerdas a los hospitales del país, que necesitan carburante para el suministro eléctrico y se enfrentan además a una fuerte escasez de medicinas, materiales médicos y liquidez con trazas de costar muchas vidas.
Desde que el Banco Central libanés anunció la semana pasada el fin de los subsidios al combustible, la ya acuciante escasez ha derivado en una casi inexistencia de, entre otros, diésel para operar los generadores eléctricos en momentos en que el suministro de luz pública brilla por su ausencia.
Cuando el pasado día 15 un depósito de combustible saltó por los aires en el distrito septentrional de Akkar, causando casi una treintena de muertos y 79 heridos, el Hospital Libanés Geitaoui-UMC de Beirut recibió a 15 de los pacientes, de los que dos han recibido el alta y uno ha sido trasladado a Turquía en avión.
Naji J. Abi Rached, director médico en este centro hospitalario explicó a Efe que entre los doce que continúan con ellos varios presentan quemaduras entre el 80 % y 100 % de su superficie corporal y “están en muy alto riesgo de no sobrevivir”.
UNA MONEDA SIN VALOR Y UN PAÍS SIN COMBUSTIBLE
Con una Unidad de Quemados considerada un “referente regional”, el hospital privado lucha por proporcionarles el “costoso” tratamiento “de alta intensidad” que precisan. Abi Rached estima que serán al menos dos meses “de cuidados críticos” con “cirugías, vigilancia diaria, antibióticos, perfusión, hidratación, morfina, entubado”.
“El coste estimado por paciente es de 800 dólares diarios y la estimación de lo que cubrirá el Estado es alrededor de un millón de libras libanesas, lo que significa 15 veces menos”, detalló el cardiólogo, en un país en que una moneda estadounidense equivale a 20.000 libras en el mercado negro, mientras el tipo de cambio oficial se mantiene en unas 1.500.
Desde el estallido a finales de 2019 de una de las peores crisis económicas en siglo y medio, la moneda local ha perdido más del 90 % de su valor y los precios de casi todo se fijan de acuerdo con el tipo de cambio en el mercado negro, muy inestable en medio de la inflación y la falta de fondos estatales.
El director médico afirma que el Hospital Libanés Geitaoui-UMC solo recibe entre dos y cuatro horas de electricidad pública cada día y ha de apañarse para conseguir suficiente diésel para operar sus generadores durante el resto del tiempo.
“Tenemos que luchar diariamente para garantizar las existencias, y las existencias solo durarán digamos una semana, diez días, dos semanas, pero no es la solución. Cada hospital está dejado a su suerte a buscar su propia solución”, alertó.
Sumado a la escasez de medicinas y materiales médicos, el escenario puede poner al sector sanitario “en gran peligro a mucha velocidad” y Abi Rached advierte de un “desastre” si el Gobierno no traza junto a los responsables del sector un “plan de emergencia”.
SIN ANALGÉSICOS NI ANTIBIÓTICOS
La situación es igual de crítica en el Hospital Universitario Rafic Hariri, un gran centro público a las afueras de la capital que los días que no recibe nada de suministro de la compañía eléctrica estatal consume entre 9.000 y 10.000 litros de diésel para poder funcionar.
“En este momento tenemos en nuestro almacén 12.000 litros, lo que apenas es suficiente para las próximas 24 horas”, dijo a Efe el director ejecutivo del hospital, Firass Abiad.
Como otros centros en los últimos días, han suplicado ayuda a las autoridades ante la amenaza de un cierre, un proceso que empezaría por cortar el aire acondicionado en las unidades clínicas y acabaría con la desconexión de los ventiladores que hoy mantienen con vida a 45 pacientes y las máquinas de diálisis que sirven a otros 150.
Aunque desde hace tiempo escasean medicamentos para las enfermedades crónicas y la quimioterapia, a Abiad le preocupa más ahora la falta de medicinas anestésicas, antibióticos o analgésicos vitales para los internos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
“Sin quimioterapia los pacientes se deteriorarán pero toma tiempo, nuestro problema ahora es que no tenemos suficientes medicinas para la gente dentro del hospital”, indicó, al agregar que hace dos días la principal fábrica de suero, algo esencial, tuvo que parar la producción dos días.
A la falta de algunos materiales médicos se suman los crecientes costes de productos como el jabón o las piezas a reemplazar en equipamiento médico y no médico para un hospital que recibe su presupuesto de parte del Gobierno en libras libanesas.
Fuente: EFE