Infobae.– La noche del 4 de julio, Afreen Fatima participó en un foro digital acerca de la persecución de musulmanes en India. Apenas terminó su sesión, su celular comenzó a inundarse con mensajes, informando que la activista había sido “puesta en venta” en una subasta falsa en internet. Pero no estaba sola.
Fotos de más de 80 mujeres musulmanas, incluyendo estudiantes, activistas y periodistas habían sido publicadas en una aplicación llamada “Ofertas Sulli” (Sulli Deals) sin su conocimiento.
Los usuarios de esta plataforma tenían en oferta una chance para pedir una “Sulli”, un termino despectivo usado por hindúes de derecha para mujeres musulmanas, en la “ofertas de la semana”.
Fatima dijo que el incidente comenzó el día que un hindú de extrema derecha pidió por el secuestro de mujeres musulmanas en una reunión en Pataudi, a unos 60 km de Nueva Delhi. “Estaba tan perturbada no pude dormir” relató al portal de noticias Al Jazeera
Asimismo está preocupada acerca de las consecuencias más directas de este ataque, “¿Qué pasa si alguien viene y reclama su oferta del día?”, se preguntó. “No veo nada que les impida hacer eso”.
“Al mismo tiempo, no creo que me vaya a callar nunca por esto. Continuaremos ocupando cada espacio público que exista, ya sea Twitter, Instagram, Facebook, en línea, fuera de línea, en todas partes“, agregó.
A miles de kilómetros de distancia, en Nueva York, Hiba Beg descubrió su perfil en la subasta virtual. Incluso la distancia física de India no era suficiente para proteger a esta joven de 25 años de la inmediata “sensación de deshumanización y fracaso” cuenta Beg, una estudiante de política en la Universidad de Columbia.
Github, prestador del servicio para la aplicación, la dio de baja después de la indignación pública y las quejas. “Suspendimos usuarios seguido a la investigación de tal actividad, las cuales todas violan nuestras políticas” dijo un miembro de GitHub. “GitHub tiene politicas contra contenido y conducta implicando acoso, discriminación e incitación a la violencia”.
El 8 de julio, la policía de Delhi registro una denuncia policial después de que la Comisión de Mujeres de Delhi (DCW) y la Comisión Nacional de Mujeres pidieron una investigación tras días de indignación por parte de mujeres musulmanas. Chinmay Biswal, de la Policia de la ciudad india, dijo que la investigación ya ha comenzado, y que “avisos han sido mandados a Github para que compartan los detalles relevantes”
Más de una semana posterior al descubrimiento de la aplicación, no se ha hecho ningún arresto.
La activista y periodista Rana Ayyub, la cual ha sido acosada por sus dichos y creencias, dijo que estas situaciones están hechas sistemáticamente con el objetivo de acosar a mujeres musulmanas. También cree que “la forma en que [los grupos hindúes de extrema derecha] te sexualizan es la única forma en que creen que pueden avergonzar y silenciar a las mujeres musulmanas en internet. Se supone que estamos ‘oprimidas’ en sus libros, entonces ellos piensan, ‘¿Cómo nos atrevemos a hablar por nosotras mismas?’”
La profesional en medios Sania Ahmad, a la cual también le crearon un perfil en la página, aseguró que este tipo de violencia online no le sorprende. Con 34 años y 34.000 seguidores en Twitter, dijo que la plataforma ha sido utilizada para hacer amenazas online.
“Traumático”
Las imágenes de Ahmad fueron transformadas en visualizaciones pornográficas después de que se expresó en contra de la subasta virtual de mujeres musulmanas la noche previa al Eid Al Adha (la celebración musulmana del sacrificio, la más importante de su calendario) este año. Ahmad manifestó que fue tan traumático que se fue de Twitter y sufrió ataques de pánico. “Cuando me insultan, mi género nunca se separa de mi identidad religiosa. No me están insultando como mujer, me están insultando como una mujer musulmana que habla sobre temas políticos principalmente por relatos hindutva“. El término “hindutva” define las creencias del hinduismo tamizadas según la visión de la extrema derecha del país asiático.
Le envió una notificación legal a Twitter la semana pasada con direcciones para controlar este nivel de discurso del odio y abuso en la plataforma. “Nunca me quejé con la Policía, ninguna de estas quejas vio la luz del sol”, afirmó.
Hasiba Amin, coordinadora de redes sociales del Partido del Congreso, y una de las víctimas de la subasta, está desilusionada con el proceso legal en este tipo de casos luego de enviar una petición legal a los perpetradores.
“No nos vamos a callar”
Activistas temen que el espacio virtual en India se vuelva cada vez más tóxico para mujeres en general, especialmente mujeres musulmanas.
En enero, Amnistía Internacional de India público en un informe que más de 100 políticas del país en Twitter han sido fueron sometidas a niveles de abuso online. Estas mujeres no sólo fueron acosadas por sus ideas expresadas en la web, sino también por su género, religión, casta y estado civil.
La abogada Vrinda Bhandari, especialista en privacidad y derechos digitales, expresó: “Por lo tanto, las mujeres políticas musulmanas fueron atacadas más que sus contrincantes hindúes. Es importante enmarcar estos delitos en términos de discurso de odio, porque debemos reconocer el ángulo común del delito, el uso despectivo de ‘Sulli’ y cómo se usa para atacar a las mujeres musulmanas”, aseguró Bhandari.
Es en este contexto donde el acoso hacia mujeres musulmanas tanto virtual como no, adquiere matices más sexuales y mas gráficos.
Ghazala Jamil, profesor asistente en el centro de estudios sobre derecho y gobernanza de la Universidad Jawaharlal Nehru, declaró. “En la India en particular, esta tendencia se ha combinado con una impunidad generalizada, especialmente para la violencia manifiesta contra musulmanes, mujeres. En mi lectura, esta “subasta” virtual es una escalada de acoso. Es una reminiscencia de la trata de esclavos por un lado y un linchamiento público por el otro “.
Hana Mohsin Khan, también víctima de “Ofertas Sulli” creó un grupo de WhatsApp llamado “Solidaridad” en la que incluye a más de 20 mujeres víctimas de esta red. Khan, una piloto en una línea doméstica, hizo una denuncia policial y expresa que el apoyo de todas estas mujeres la hace continuar.
“Todas estamos apoyándonos mutuamente, estamos trabajando juntas, casi no dormimos. No nos callaremos y no vamos a dejar pasar esto”.