La última sección de la valla metálica que rodea el Capitolio de Estados Unidos comenzó a ser retirada este viernes tras cumplirse seis meses del asalto que dejó cinco muertos y puso a prueba a la democracia de la primera potencia del mundo.
En medio de una gran expectación y frente a varias cámaras, esta mañana, un miembro de la Policía del Capitolio descolgó de una de las vallas un cartel blanco que avisaba con letras en rojo “Área cerrada” y añadía en caligrafía negra que esa era una decisión de la Junta directiva de la Policía del Capitolio.
A pesar de ese gesto, durante horas, la verja permaneció en su sitio mientras la presa esperaba a que fuera desmontada. Sobre las 15.00 hora local (19.00 GMT), varios trabajadores comenzaron a desatornillar parte de la valla.
Así, de manera discreta, comenzó el proceso para retirar la valla metálica de color negro y de 2,4 metros de alto que ha restringido el paso de vehículos y peatones desde que las autoridades decidieran incrementar la seguridad en el Capitolio tras el asalto del 6 de enero.
La Policía del Capitolio ha rechazado dar detalles sobre los plazos exactos para desmontar la verja o los pasos que se seguirán por motivos de seguridad.
Esta semana, sin embargo, el sargento de armas de la Cámara de Representantes de EE.UU., William Walker, informó a los miembros del Congreso de la retirada de la valla en una carta.
En esa misiva, a la que accedió Efe, Walker indicó que la retirada de la verja comenzaría el viernes como pronto y el proceso terminaría en unos tres días, si las condiciones meteorológicas lo permiten.
La Policía del Capitolio ha decidido retirar la cerca tras llegar a la conclusión de que es seguro, pero Walker ha avisado de que se podrá volver a instalar rápidamente si la situación cambia.
Pese a la retirada de la valla, el acceso al Capitolio de turistas sigue prohibido debido a las medidas de seguridad de la pandemia.
Actualmente, varios guardias custodian la entrada al Capitolio y piden a quienes quieren acceder un carné que acredite que son prensa, legisladores o trabajan en el Congreso.
Algunos de los puestos de los agentes están equipados con paraguas para resguardarse del calor.
El 6 de enero, cientos de seguidores del republicano Donald Trump (2017-2021) irrumpieron en la sede del Congreso para impedir que se ratificara la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones de noviembre de 2020, en las que el entonces presidente aseguraba sin pruebas que hubo fraude.
Cinco personas murieron, entre ellas un miembros de la Policía del Capitolio. Días después del ataque, otros dos agentes se suicidaron.
Cerca de 140 agentes fueron agredidos por manifestantes partidarios de Trump, que iban armados con hachas, bates, palos de hockey y otras armas, según datos de las autoridades.
Hasta ahora, más de 530 personas han sido imputadas por cargos relacionados con el asalto de enero, incluidos varios delitos de agresión a la autoridad.
Fuente: EFE