Cada 21 de junio se celebra el Día Mundial del Sol, elegido para celebrar la existencia de esta estrella por ser el solsticio de verano, el día más largo del año y el primer día de verano, y sirve para recordar su importancia en la vida de todo ser vivo del planeta y los procesos naturales.
Según la Organización de las Naciones Unidas, la palabra solsticio viene de “sol” y “sistere” (quedarse quieto), ya que el movimiento estacional de la trayectoria diaria del Sol parece quedarse quieto en un límite norte o sur antes de invertir la dirección.
El solsticio es un evento que ocurre cuando el Sol alcanza su máxima declinación norte o sur en relación con el ecuador, por lo tanto, existen dos solsticios que ocurren anualmente: uno alrededor del 21 de junio (Solsticio de verano) por ser el primer día de verano, y el 21 de diciembre (Solsticio de invierno) por ser el primer día de invierno.
El sol es fundamental, ya que es la fuente de energía más grande para el planeta Tierra, sin él, las plantas no podrían hacer la fotosíntesis, no se podría variar la temperatura ni las estaciones del año, ni la Tierra podría ser habitable.
El objetivo del Día Internacional del Sol es enseñar a la población de todo el mundo cuál es el papel de este en la existencia de los seres vivos, ya que de este se obtiene vida y calidad gracias a la energía que aporta.
