Algunos estudiosos del ámbito culinario afirman que el ajonjolí o sésamo es el condimento más antiguo conocido por el hombre. Lo cierto es que desde hace mucho tiempo esta deliciosa semilla añade sabor y consistencia a nuestros platillos. Pero, también podría aprovecharse con fines medicinales.
El ajonjolí es una semilla que se obtiene de las vainas de la planta de Sesamum indicum. Es pequeño, plano y ovalado, con un característico sabor a nuez y un crujido que suele pasar desadvertido. Existen diferentes tipos: rojo, negro, amarillo, o blanco, y con cascara o sin ella.
El ajonjolí tienen muchos beneficios potenciales para la salud y se ha utilizado en la medicina popular durante miles de años. Aunque no existe una dosis recomendada, muchos especialistas coinciden en que un pequeño puñado por día sería suficiente para disfrutar de las siguientes propiedades:
Contra la hipertensión
El ajonjolí posee lignanos, vitamina E y otros antioxidantes que ayudan a reducir la acumulación de placa en las arterias. Esto, además de favorecer una buena circulación, ayuda a prevenir la hipertensión. Un estudio, encontró que consumir 2.5 g. de ajonjolí negro en polvo a diario durante un mes, ayudaría a disminuir la presión arterial.
Controla el colesterol
Una investigación encontró que consumir 40 g. (casi 5 cucharadas) de ajonjolí por día durante 2 meses, ayudaría a reducir los niveles de colesterol “malo” y triglicéridos. Estos son factores que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardíacas. Los expertos creen que este beneficio se debe al rico contenido de grasas saludables y antioxidantes que tienen estas semillas.
El ajonjolí es una buena fuente de nutrientes beneficiosos para nuestras defensas, como la vitamina B6 y E, hierro o selenio. También posee una importante cantidad de zinc, que se utiliza para activar o desarrollar los glóbulos blancos. Además, sus antioxidantes son un excelente refuerzo para combatir a los radicales libres, moléculas inestables que afectan las estructuras celulares sanas.
Huesos más fuertes
Aquí se da una doble situación, por un lado, el ajonjolí es rico en calcio y posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, por lo que ayuda a la salud ósea. Pero, también tiene fitatos y oxalatos, conocidos como antinutrientes, que reducen la absorción de los minerales beneficiosos. Para contrarrestar este efecto, se recomienda remojar, tostar o germinar las semillas antes de consumirlas.
Reduce la inflamación
La inflamación es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo, pero, cuando se vuelve crónica puede aumentar el riesgo de enfermedades, como cáncer y obesidad. Un estudio encontró que mezclar 18 g. de ajonjolí con 6 g. de semillas de lino y consumirlas a diario durante 3 meses, provocaría efectos antiinflamatorias.
Cómo consumir ajonjolí
El ajonjolí se encuentra presente en muchos productos que consumimos, como panes de hamburguesas, galletas o masas. También podemos comprarlo en cualquier mercado y sumarlo a nuestras comidas. Agrégalas cuando cocines verduras al vapor, arroz o pollo, o incorpóralas a tus pastas caseras para untar en tostadas.
Las semillas de ajonjolí son muy valoradas no solo por su versatilidad a la hora de incorporarlas en las comidas, sino también por su aceite. Este se destaca por ser resistente al enranciamiento (alteración que con el tiempo afecta el sabor de un alimento). Además, el ajonjolí puede aprovecharse para preparar un dulce llamado halva.