La inflamación es un proceso natural del cuerpo que sirve para protegerlo de ciertas enfermedades y estimular la curación. Sin embargo, cuando se vuelve recurrente y llega a ser crónica, puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón, diabetes y obesidad. Los siguientes alimentos e ingredientes pueden ser responsables de esta condición:
Alcohol
Las bebidas alcohólicas debilitan la función hepática, interrumpen otras interacciones multiorgánicas y pueden causar inflamación. Las personas que beben mucho pueden desarrollar problemas con las toxinas bacterianas que salen del colon y entran al cuerpo, desarrollando así, intestino permeable.
Azúcar
A pesar de que el azúcar añadida no proporciona ningún valor nutritivo, sí tiene muchos usos en el procesamiento de los alimentos. Los preserva, les da volumen, y ayuda a fermentarlos. Sin embargo, también pueden desencadenar la liberación de agentes inflamatorios llamados citoquinas, y esa inflamación puede provocar diferentes enfermedades.
Carbohidratos refinados
La evidencia científica señala que los carbohidratos procesados no solo son el gran impulsor de los crecientes índices de obesidad y otras enfermedades crónicas, sino que, por su alto índice glucémico, también estimularían la inflamación. Esto se debe a que prácticamente se les elimina la fibra que contienen naturalmente. En esta categoría encontramos a los panes refinados, galletas, y dulces.
Grasas saturadas
Las grasas saturadas desencadenan la inflamación del tejido adiposo, que, además de ser un indicador de la enfermedad cardíaca, empeora la inflamación en las articulaciones. La pizza y el queso son las mayores fuentes en la dieta promedio, pero también se encuentran en las carnes rojas y los productos lácteos no descremados.
Grasas trans
Las comidas rápidas, frituras, muchos productos congelados, donas, galletas y la mayoría de las margarinas en barra son fuentes de grasas trans. Estas son aún peores que las grasas saturadas, ya que aumentan en mayor medida los niveles de colesterol “malo” y triglicéridos, a la vez que reducen los de colesterol “bueno” en sangre.
Gluten
El gluten se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno y muchas personas son sensibles a él, como las que sufren enfermedad celíaca. Esto puede desencadenar una respuesta autoinmune que daña el intestino delgado, aunque, esta reacción también puede ocurrir en aquellos que no son alérgicos ni sensibles.
Cafeína
El café se vinculó con un mayor riesgo de inflamación cuando se lo consume en exceso. Las pautas federales alimentarias informan que un consumo saludable de café negro se encuentra entre dos y tres tazas diarias, cada una de 235 ml. La cafeína también puede encontrarse en el té, muchos refrescos, y bebidas energizantes o deportivas.
Fuente: Hola doctor