Sao Paulo y Río de Janeiro pusieron fin este lunes a diez días festivos con los que las alcaldías han intentado contener el fuerte avance de la covid-19, una enfermedad que sigue fuera de control en Brasil y podría acelerarse todavía más tras la Semana Santa.
Sao Paulo y Río, con 22.725 y 20.987 fallecidos, respectivamente, son las dos ciudades más golpeadas por el coronavirus, lo que obligó a las alcaldías a adelantar diversos festivos en un intento de estimular el aislamiento social y así frenar la propagación de la pandemia.
Sin embargo, las aglomeraciones y fiestas clandestinas registradas en ese periodo han vuelto a encender las alertas de los expertos, quienes igualmente temen un recrudecimiento de la pandemia y sus impactos en los sistemas de salud debido a las celebraciones de Semana Santa y la liberación de eventos religiosos presenciales.
“Muchas personas vieron en la anticipación de los festivos como un momento de ocio, de no trabajar, y acabaron viajando al interior o al litoral, lo que colabora aún más para la propagación desenfrenada del virus”, explicó a Efe la infectóloga Ethel Maciel.
Con un promedio que supera las 3.000 muertes por día y ya roza las 4.000, Brasil es el segundo país con más casos de covid-19, después de Estados Unidos, mientras la campaña de vacunación avanza a marcha lenta ante la falta de nuevas vacunas e insumos para su fabricación.
Asimismo, marzo supuso el mes más letal de la pandemia, con 66.573 fallecidos, frente a los 30.438 anotados en febrero, y el gigante suramericano ya acumula 331.433 muertos desde que el 12 de marzo de 2020 se registró el primer fallecido, según los datos del Ministerio de Salud.
Para el infectólogo Igor Maia Marinho, el descontrol de la crisis sanitaria es un “reflejo directo” del no cumplimiento de las normas de restricción y de las reuniones registradas los pasados diciembre y enero, algo que podría repetirse tras las festividades de Pascua.
“Lo que vemos es que con esas aglomeraciones familiares, como Navidad, Año Nuevo o Carnaval, inmediatamente percibimos un expresivo aumento en el número de hospitalizaciones, de dos a tres semanas después de esas reuniones”, apuntó a Efe.
“Las celebraciones en casa, entre familias, son especialmente preocupantes, porque dan esa falsa sensación de seguridad de que están todos protegidos”, añadió.
Ante el grave escenario y la posible flexibilización de las restricciones los próximos días, ambos expertos defienden la adopción de medidas más duras para evitar que el país alcance la marca de 5.000 fallecidos diarios, lo que podría ocurrir ya en las próximas semanas.
“Algunos estados adoptaron restricciones, pero de una forma aislada, no hay una acción coordinada a nivel nacional. Aún estamos manteniendo números de nuevos casos diarios muy altos y veremos los reflejos en las próximas dos, tres, cuatro semanas”, subrayó Maciel.
A la falta de acción nacional se suma la lentitud en el proceso de vacunación en Brasil, que tan solo ha conseguido inmunizar a poco más del 9 % de sus 212 millones habitantes desde el inicio de la campaña, a mediados de enero.
“Nuestro ritmo de vacunación está muy lento, mientras que el ritmo de contagio sigue muy acelerado. En esa carrera, desafortunadamente el virus está ganando”, destacó.
LEVE TENDENCIA DE MEJORA
Pese a las cifras elevadas, las cuarentenas ya empiezan a mostrar modestas señales de mejora, sobre todo en la estabilización en el número de pacientes ingresados, aunque sus efectos más firmes solo deberán ser sentidos dentro de unos 15 días.
En el estado de Sao Paulo, que desde inicios de marzo está bajo firmes restricciones sociales, el número de hospitalizaciones ha presentado una tendencia de caída en la última semana, aunque los ingresos siguen en niveles elevados, con 29.962 pacientes internados.
“En este momento vemos una reducción en las hospitalizaciones, parece que empezamos a ver una luz en el fin del túnel”, dijo Marinho.
Sin embargo, el infectólogo advirtió que tanto el número de casos como de decesos seguirán creciendo durante abril antes de que finalmente pasen a bajar de forma más contundente.
“Si mantenemos las medidas de restricción, los cuidados y finalmente avanzamos en la vacunación, en algunas semanas conseguimos tener una mejora, un respiro en los hospitales”, puntualizó.