“En el amor todo vale. Las relaciones afectivas son esos momentos vitales en que todo esfuerzo, todo sacrificio está justificado… “ ¿Eres de los que piensan esto? Son muchas las personas que mantienen esta concepción y que, efectivamente, han salido indemnes, logrando una relación exitosa, estable y satisfactoria. De esas que aportan la verdadera felicidad.
Sin embargo, otras personas acumulan relaciones fallidas de las que han salido heridas. Ahí donde uno invierte tiempo, esfuerzo y sentimientos, muchos sentimientos…teniendo como resultado un gran desgaste emocional y muchas pérdidas, que luego, hay que unir a pedazos. Como fragmentos vitales que han quedado perdidos y resquebrajados que más tarde, cuesta mucho recomponer. En ocasiones tendemos a idolatrar a esas personas que amamos, sin comprender que si practicamos esta devoción absoluta, nos estamos convirtiendo en súbditos, y no en auténticas parejas. En personas que deben saber construir entre dos, equilibrando la balanza.
ASPECTOS A LOS QUE NO PODEMOS RENUNCIAR EN UNA RELACIÓN
1. Tienes derecho a decidir por ti mismo
La obediencia no construye una relación sana. Nunca debes perder de vista tu crecimiento personal y tu felicidad. Hay quien confunde el hacer feliz a la otra persona como el máximo propósito al que aspirar; “si la otra persona está bien, yo estoy bien”.
Debes tener cuidado con esta idea. A la hora de mantener una relación saludable, es necesario que exista el compromiso entre ambas partes, desde luego, pero es básico además que exista el espacio personal de cada uno y el que construye la propia pareja. Debemos poder elegir, crecer personalmente, amar al otro pero también poder escucharnos a nosotros mismos sin traicionar nunca nuestros principio. Nuestros valores y necesidades.
2. La necesidad de ser entendido
Entenderse a uno mismo y entender al otro. Sabemos que en ocasiones no es fácil y que lleva mucho tiempo llegar a esa conexión única y excepcional con nuestra pareja. Pero también es esencial que la otra persona te entienda a ti, que te respete, que te escuche…
La comunicación es un pilar esencial a la hora de construir una pareja estable y con armonía. Ahí donde podemos ser atendidos, comprendidos, ahí donde se enciende esa complicidad diaria con la cual, nos sentimos cómodos y felices. Las personas no solo buscamos a compañeros/as afectivos que nos hablen todo el día sin parar, también necesitamos alguien a quien abrir el corazón y que sepa escucharnos.
3. Amarte a ti mismo
Amarse a uno mismo no es un acto de egoísmo. Es una necesidad. Es un modo de cultivar nuestra autoestima, nuestro placer por vivir y experimentar. “Si yo me amo a mi mismo seré capaz de amarte también a ti… si no me lo permites, me sentiré frustrado y es posible que acabe odiándote”.
Si iniciamos una relación no es por ofrecer al otro todo lo que somos y todo lo que tenemos. Lo hacemos para construir entre dos, para ofrecer y no para quitar. Para aprender, madurar y construir una felicidad única donde las dos partes aportan y nadie anula a la otra persona. Evita ante todo los amores tóxicos, las relaciones que nos convierten en víctima… Ámate a ti mismo en cada momento y en cada cosa que hagas.
4. Cultiva tu felicidad
Es necesario que cada uno de nosotros construyamos una vida donde podamos sonreír cada día, donde tengas perspectivas de futuro, ese futuro en el que te veas a ti mismo en el lugar que deseas verdaderamente. Pregúntate si lo que tienes ahora y las personas que están a tu alrededor te hacen verdaderamente feliz. Algo tan sencillo como esto puede darte muchas respuestas… la vida es muy corta si no nos levantamos cada día con esa sensación de estar haciendo lo que de verdad queremos. De ser verdaderamente felices. No dejes que una relación de pareja ponga muros a tu felicidad.
5. Mantén esas otras relaciones que son importantes para ti
Si una relación te está aislando del mundo, de tus amigos y familares, es momento de que reacciones. No permitas que una persona te impida mantener aquello que es importante para ti, esas relaciones que te definen, que te identifican y que te hacen feliz. No dejes que te envuelvan en una burbuja de soledad donde solo puedas abrir las ventanas hacia esa misma persona que te aprisiona.
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