El 25 de marzo del año 421, hace exactamente 1.600 años, se colocó la primera piedra de lo que sería Venecia, según cuenta la leyenda, aunque la realidad es muy diferente, pues el nacimiento de la ciudad de los canales no se culminó en un solo día.
“Las leyendas sirven para embellecer la historia y animar a la participación de los ciudadanos, pero la historia real es muy diferente”, explica a Efe Giorgio Ravegnani, experto en historia bizantina y profesor de la Universidad Ca’ Foscari, que sitúa el primer asentamiento en la laguna veneciana en torno al año 640.
EL ORIGEN
En esa fecha, los bizantinos, que dominaban la península itálica, se establecieron en islas como la actual Torcello huyendo de las invasiones lombardas que asediaban la “terraferma”, la parte continental del territorio, y acabaron instalándose sobre el año 810 en el Palacio Ducal de Venecia, muy diferente al que hoy custodia la Plaza de San Marcos, relata Ravegnani.
Sin embargo y pese a la falta de evidencia histórica, la ciudad del Véneto conmemora hoy el aniversario de su mítica fundación, en coincidencia con la construcción de la iglesia de San Giacomo de Rialto, una buena manera de “celebrar que Venecia existe”, en palabras del medievalista Gherardo Ortelli, profesor emérito de la Universidad Ca’ Foscari.
“La fundación de Venecia en el año 421 es una fábula, pero no seamos prisioneros de la historia y los historiadores: respetemos las tradiciones y las costumbres si no hacen daño a nadie”, reflexiona Ortelli.
CIMIENTOS DE MADERA
Aunque su fundación sea una leyenda, la realidad de esta ciudad también parece de cuento: sus edificios se sostienen sobre troncos de madera, explica a Efe el arquitecto Franco Mancuso, experto de la Universidad IUAV de Venecia.
La laguna “presenta un estrato de terreno muy sólido y duro, el ‘caranto’, situado a cinco o diez metros de profundidad, y los habitantes de las islas, con los años, entendieron que para alcanzarlo se podrían plantar palos y, sobre éstos, construir los muros. Y así se hizo”, describe.
La estructura de “miles y miles, millones y millones” de palos se mantiene en buenas condiciones, incluso seis siglos después de su instalación. Las maderas “está protegidas bajo el agua, no se deterioran” y aún hoy forman los cimientos de casas, iglesias y puentes.
“Es increíble, pero esa es la historia de Venecia”, remarca Mancuso.
UNA RESISTENCIA MILENARIA
Venecia no tiene exactamente 1.600 años, pero sí atesora motivos de peso para celebrar su existencia: más de mil años de resistencia a guerras, inundaciones y epidemias que amenazaron su continuidad.
La más devastadora, la peste negra de 1348, aniquiló a 70.000 personas, tres cuartas partes de la población de Venecia del momento, unas 100.000, según los datos de Ravegnani.
La peste asoló otras veces Venecia, pionera en el uso de medidas sanitarias de plena actualidad: el aislamiento y la cuarentena fueron invento de los venecianos, asegura Ravegnani, que califica el coronavirus de “una farsa” en comparación con el impacto de la epidemia veneciana.
Los enfermos eran enviados a la isla del Lazzaretto Vecchio y también se aislaban durante cuarenta días las mercancías que llegaban en barco procedentes de Oriente.
EL “ACQUA ALTA”
El “acqua alta” o la marea que inunda la ciudad cada cierto tiempo es otra de las grandes amenazas de Venecia, un fenómeno cada vez más frecuente, agravado por la subida del nivel del mar.
Para afrontarlo, Italia ha desembolsado 5.500 millones de euros en el Módulo Experimental Electromecánico (MOSE), un complejo sistema de diques que llevaba en construcción desde 2003 y que se activó por primera vez el pasado 3 de octubre para detener el crecimiento de la marea.
“Durante algunos años nos fiaremos del MOSE, pero somos conscientes de que no servirá para siempre”, afirma Mancuso, que no se deja llevar por la alusión bíblica del acrónimo del sistema: un juego de palabras con el nombre en italiano de Moisés, el profeta que separó las aguas del mar Rojo.
Venecia, erigida por sus primeros pobladores con una lógica milenaria tan simple como eficiente, siempre acaba encontrando la manera de resistir los golpes y seguir escribiendo su leyenda.
Fuente: EFE