La crisis ha puesto de relieve tanto la importancia fundamental de sus contribuciones como las cargas desproporcionadas que soportan.
Así lo entiende ONU Mujeres que celebra este año el Día Internacional de la Mujer bajo el lema: “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”.
En su declaración recuerda que varias de las respuestas más ejemplares y eficientes frente a la COVID-19 se han dado en países dirigidos por mujeres.
Pero las mujeres son jefas de Estado o de gobierno sólo en 22 países, y únicamente el 24,9 % de los parlamentarios nacionales son mujeres.
Al ritmo de progreso actual, afirma la ONU, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.
En ciencia e innovación han demostrado, igualmente, su fortaleza, pero las condiciones laborales y familiares tampoco favorecen a muchas de ellas.
Año de pandemia: mujeres
Las mujeres son mayoría en sectores clave para la prevención de la pandemia: educación, limpieza y cuidado de colectivos de riesgo y mayores.
Sin embargo, el análisis de sexo/género pone en evidencia la segregación horizontal todavía existente en profesiones relacionadas con el cuidado.
En definitiva, en todos los sectores aludidos están infrarrepresentadas en la toma de decisiones y en muchos de ellos ganan de media un 10% menos que sus homólogos hombres.
Víctimas ocultas
En el lado más oscuro de esta desigualad, y potenciado por la pandemia, las mujeres se enfrentan a un aumento de la violencia doméstica, a tareas de cuidados no remunerados, al desempleo, la pobreza, embarazos no deseados, matrimonios infantiles…
El hecho es que la pandemia puede tener un impacto catastrófico en la vida de millones de ellas.
Sin ir más lejos, la incapacidad de obtener anticonceptivos durante el peor periodo de esta crisis puede llevar a siete millones de embarazos no deseados en los próximos meses.
Una investigación del Fondo de Población de la ONU, junto a Avenir Health, la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos y la Universidad Victoria, de Australia, revela otros problemas.
La violencia de género aumenta en un 20 % durante los períodos de encierro.
Los programas para erradicar la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil también sufrirán retrasos para unas niñas que en 5/10 años serán las mujeres del futuro.
Durante el brote de ébola, las mujeres fueron particularmente vulnerables a las muertes maternas, neonatales y mortinatos, como consecuencia tanto de la disminución de la disponibilidad de los servicios de salud y por la desviación de recursos para la respuesta contra la enfermedad.
¿Y qué pasa con la vacunación?
Si no se garantiza un acceso equitativo a la vacuna en los países de ingresos bajos y medios, millones de niñas, adolescentes y jóvenes se enfrentarán a mayor riesgo de violencia y un retroceso en décadas de avances por sus derechos, advierte la ONG Plan International.
Su directora en España, Concha López, señala que aunque algunos países ya han iniciado sus campañas de vacunación, “se calcula que más de 1.900 millones de personas, un cuarto de la población mundial, no tendrá acceso a ellas hasta 2022”.
Han surgido llamamientos, como el de People’s Vaccine Alliance para que las vacunas sean consideradas un bien público mundial y sean distribuidas gratuita y equitativamente en función de las necesidades de la población.
Actualmente se estima que sólo 1 de cada 10 personas en 67 de los países más pobres del mundo podrá ser vacunada en 2021.
Impactos de género: algunos datos
La violencia de género se ha disparado durante la pandemia y se teme que dos millones de niñas más sean sometidas a mutilación genital como consecuencia de la pérdida de la educación y la interrupción de los programas de prevención, según Naciones Unidas.
En Francia, por ejemplo, los casos de violencia doméstica han aumentado un 30 % desde que comenzó el confinamiento en marzo de 2020, y en Estados Unidos y España, a medida que aumentaron los casos de violencia de género, aumentó la demanda de refugios de emergencia.
Entre marzo y mayo del año pasado, fechas del período más estricto del confinamiento en España, las llamadas a los servicios de emergencia por violencia de género se dispararon en un 61 %.
Bienestar emocional
La pandemia también ha afectado al bienestar emocional: casi nueve de cada diez niñas y adolescentes (un 88 %) han sufrido ansiedad.
Las tasas más altas se encuentran entre las jóvenes de países de ingresos medios-bajos y bajos, según una encuesta de Plan International a 7.000 niñas de 14 países, entre los que se encuentra España.
Todas las organizaciones coinciden en señalar que esta pandemia afecta a las niñas y adolescentes en todos los aspectos de su vida diaria: su seguridad, bienestar, salud, alimentación y acceso a la tecnología.
Escolarización
La pandemia ha perjudicado además la educación en todos los ámbitos.
La UNESCO estima que alrededor de 10 millones de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria pueden no volver tras esta emergencia.
En el punto álgido de los confinamientos mundiales hubo más de 1.500 millones de estudiantes afectados y 194 países cerraron todas sus escuelas en casi toda Europa, África, América Latina y gran parte de Asia.
Es probable que quienes más hayan sufrido el impacto del cierre de las escuelas sean quienes estaban en situación de pobreza, ya que tienen menos probabilidades de tener acceso a una alternativa de educación a distancia.
Año de pademia: mujeres y desempleo
La pandemia ha provocado un aumento mundial del desempleo.
Históricamente, en recesiones económicas anteriores, las industrias pesadas fueron las más afectadas, como la manufactura y la construcción, predominantemente masculinas.
En esta pandemia, ha afectado más a los sectores dominados por mujeres, en particular a las industrias de servicios: turismo, hostelería y comercio minorista.
Las encuestas de población activa y los datos económicos sugieren que los trabajadores de los países de ingresos bajos y medios, especialmente los de la economía sumergida, se han visto afectados en mayor medida que en crisis anteriores.
En estos países, la brecha de género en la proporción de trabajadores de economía sumergida en los sectores más afectados es mucho mayor: el 42 % de las mujeres trabajaban en estos sectores al comienzo de la crisis, en comparación con el 32 % de los hombres.
A nivel mundial, señalan fuentes de diferentes ONGs , casi 510 millones, el 40 % de todas las mujeres empleadas, trabajan en los sectores más afectados, en comparación con una proporción de 36,6 % de hombres empleados en ellos.
Una investigación de Citibank estima que hay 220 millones de mujeres en todo el mundo que son potencialmente vulnerables a los recortes de empleo.
Fuente: EFE