El medicamento ivermectina, que se emplea usualmente como antiparasitario, se ha recetado ampliamente durante la pandemia pero aún no existen datos rigurosos sobre su efectividad.
Se trata de un fármaco antiparasitario controversial, que ha sido presentado como un tratamiento potencial contra el COVID-19, pero que no acorta el tiempo de recuperación en las personas con casos leves de la enfermedad, de acuerdo con un ensayo aleatorio controlado publicado este jueves en la prestigiosa revista científica JAMA.
La ivermectina suele utilizarse para tratar los gusanos parasitarios tanto en personas como en animales pero la evidencia científica de su eficacia contra el coronavirus es muy escasa. Algunos estudios han indicado que el fármaco puede prevenir que varios virus se repliquen en las células. Y el año pasado, investigadores en Australia encontraron que, en dosis elevadas, en cultivos celulares, la ivermectina suprimió el SARS-CoV-2, el virus que causa la enfermedad por COVID-19.
Pero el fármaco ha causado división y posiciones encontradas entre la comunidad científica. Aunque algunos investigadores creen que tiene potencial, otros sospechan que para inhibir efectivamente al coronavirus se requieren dosis extremadamente altas y posiblemente peligrosas. Los funcionarios de salud también temen que las personas, desesperadas por conseguir tratamientos para el coronavirus, puedan tomar versiones del medicamento que han sido formuladas para mascotas, ya que se emplea regularmente para prevenir dirofilariasis en los perros.
“Ha habido muchas opiniones opuestas sobre esto, a veces opiniones extremadamente opuestas”, expresó Carlos Chaccour, investigador del Instituto Barcelona para Salud Global que no participó en el estudio. “Creo que se ha convertido en otra hidroxicloroquina”.
Pero ni sus defensores ni sus críticos han tenido muchos datos rigurosos para apoyar sus puntos de vista. Existen pocos ensayos bien controlados de la efectividad del medicamento contra la COVID-19, aunque se esperan más en los próximos meses. Y los lineamientos de tratamiento de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos advierten que no hay suficiente evidencia “para recomendar o desaconsejar” el uso del fármaco en pacientes de COVID-19.
En el nuevo estudio, López Medina y sus colegas asignaron aleatoriamente a más de 400 personas que recientemente habían desarrollado síntomas leves de COVID-19 que tomaran un esquema de cinco días de ivermectina o placebo. Encontraron que los síntomas de coronavirus duraron alrededor de 10 días en las personas que recibieron el fármaco, en comparación con los 12 días de quienes recibieron el placebo, una diferencia estadísticamente insignificante.
El nuevo ensayo añade datos clínicos muy necesarios para el debate sobre el uso de la ivermectina como tratamiento de la COVID-19, dijo Regina Rabinovich, médica e investigadora de salud global en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard, que no participó en el estudio.
Pero observó que el ensayo era relativamente pequeño y no responde a la pregunta clínica más urgente que es si la ivermectina es capaz de prevenir enfermar de gravedad o evitar la muerte. “La duración de los síntomas puede que no sea el parámetro más importante ni clínico ni de salud pública”, dijo.
Los investigadores encontraron que siete pacientes del grupo placebo se deterioraron después de participar en el ensayo en comparación con cuatro del grupo de la ivermectina, pero los números eran muy pequeños como para llegar a una conclusión significativa.
“Hubo una pequeña señal ahí, y sería interesante ver si esa señal que vimos es real o no”, opinó López Medina. “Pero eso tendría que responderse en un ensayo mayor”.
López Medina también comentó que la población del estudio era relativamente joven y saludable, con una edad promedio de 37 años y pocas de las comorbilidades que pueden hacer que la COVID-19 sea más peligrosa.
Actualmente se llevan a cabo ensayos mayores, que podrían dar respuestas más definitivas, dijo Rabinovich, quien comentó que ella era “totalmente neutral” respecto a la utilidad potencial de la ivermectina. “Solo quiero datos porque hay un gran caos en el campo”.
Consultado por Infobae en relación a las conclusiones arrojadas por el estudio de JAMA, el infectólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, Omar Sued, manifestó: “Es lo que viene sosteniendo la SADI, de que no se puede incorporar un medicamento nuevo contra el COVID hasta no tener estudios grandes, randomizados, que demuestren un beneficio clínicamente relevante”.
“La bajada de la carga viral no representa una mejora en la morbilidad o en la mortalidad, por eso es importante seguir haciendo estos estudios y tomar decisiones cuando los resultados apoyen su implementación”, añadió ante la consulta de este medio.
Por su parte, y según el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), reflexionó: “Este estudio, si bien es pequeño -en no más de 500 pacientes- no pudo confirmar el beneficio de la ivermectina en términos de duración de la sintomatología del COVID-19. Tampoco se vieron diferencias en cuanto a la progresión de la enfermedad. Por lo tanto, sigue sin haber evidencia científica que sugiera una utilidad de esta droga en el tratamiento del COVID-19. Esto no significa que no deba seguir investigando, y posiblemente se pueda usar la droga pero solo en contexto de investigación”.
“Es importante recordar que la ivermectina no es una droga inocua y aún a dosis terapéuticas puede provocar efectos adversos, los cuales, si bien son mayormente leves, a veces pueden llegar a ser graves. Tal como lo recomienda la SADI, no debería usarse ivermectina para el tratamiento y/o profilaxis del SARS-CoV-2, al margen de estudios bien diseñados, debidamente registrados, y que sean éticamente aceptables”, precisó.
La ivermectina en la Argentina
En el ámbito local, si bien la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) no aprobó su uso ni en prevención ni como tratamiento de la infección por COVID-19, algunas provincias ya la están utilizando como política oficial para la profilaxis en personal sanitario y como tratamiento para los pacientes contagiados por el coronavirus SARS-CoV-2; otras provincias están analizando la situación y han mostrado interés en la medicación. Paralelamente las farmacias de todo el país están viendo un incremento en las recetas de ivermectina.
En un reciente comunicado, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), resaltó que: “mientras no existan evidencias de mayor calidad, SADI recomienda que no se utilice la ivermectina para el tratamiento y/o profilaxis del SARS-CoV-2 al margen de estudios bien diseñados, debidamente registrados, y que sean éticamente aceptables”.
En cuanto al crecimiento de la evidencia científica a favor de la droga, un metaanálisis realizado en el Reino Unido por un grupo de médicos expertos en cuidados intensivos agrupados en la ‘Alianza de Cuidados Críticos de COVID-19 en Primera Línea’ (FLCCC por su sigla en inglés), concluyó que la ivermectina es un fármaco esencial para disminuir la morbilidad y mortalidad producida por la infección por COVID-19 y que dado los resultados alcanzados ya no es ético seguir realizando ensayos comparativos entre ivermectina y placebo, y que aquellos en curso que se están llevando a cabo deberían cerrarse.
El trabajo, denominado ‘La ivermectina reduce el riesgo de muerte por COVID-19: una revisión rápida y metaanálisis en apoyo de la recomendación de la primera línea COVID-19. Alianza de cuidados críticos’, analizó los resultados de 25 investigaciones científicas de ivermectina vs. placebo en términos de muerte (resultado primario), mejora o deterioro de la condición, tiempo de recuperación, duración de la internación hospitalaria, admisión al hospital (para tratamiento ambulatorio), ingreso a unidad de cuidados críticos (o requerimiento de ventilación) y efectos adversos graves.
Esta revisión y metaanálisis, que en total incluyó 2045 participantes como profilaxis y 1835 COVID positivos, confirmó una reducción de la mortalidad de entre el 65 y el 92% (dependiendo del estadio de la enfermedad en los pacientes tratados) y una disminución de la infección por COVID-19 entre un 82 y 92% cuando se usa en forma preventiva en los trabajadores de la salud y sus contactos estrechos.
En nuestro país, una investigación llevada a cabo por los doctores Héctor Carvallo y Roberto Hirsch, y auspiciada por Panalab, uno de los laboratorios productores de la ivermectina, concluyó que la droga fue un excelente método adyuvante para equipos de protección personal en la profilaxis del SARS-CoV-2 en el personal sanitario y sus contactos. Recomendando extender su uso no solo a todos los agentes de salud, sino también a los grupos de población vulnerables (institutos geriátricos y psiquiátricos, orfanatos y prisiones, entre otros). La investigación fue reproducida en la Plataforma Internacional de Publicaciones Científicas ‘SciVision’ y en la prestigiosa revista científica Microbiol Infect Dis.
Bajo el nombre ‘Ivermectina como profilaxis contra COVID-19. Evaluación retrospectiva de casos’, el trabajo incluyó entre el 1 de junio y el 15 de diciembre de 2020 la participación de 162 agentes de salud argentinos que recibieron ivermectina (0,2 mg por Kg de peso) como profilaxis, indicación que se extendió a los contactos estrechos de dichos profesionales, tanto en el ámbito laboral como privado. La mediana de edad fue de 51,6 años y la distribución por sexo se ubicó en un 46% de hombres y 56% de mujeres.
Como resultado del relevamiento, si bien algunos de los participantes aún están completando el esquema terapéutico (8 semanas de tratamiento y 16 de mantenimiento), no se registraron infecciones por COVID-19 en ninguno de los 162 sujetos durante el período mencionado al principio.
Otro trabajo interdisciplinario, también llevado a cabo por investigadores argentinos, concluyó que la ivermectina reduce la carga viral en pacientes infectados con el coronavirus SARS-Cov-2. Concretamente, luego de analizar la performance de 45 personas adultas con COVID-19 en estadios tempranos (30 recibieron ivermectina y 15 placebo) se observó una eliminación más rápida y profunda del virus cuando se inicia el tratamiento en etapas tempranas de la infección (hasta 5 días desde el inicio de los síntomas).
El estudio fue realizado por un consorcio público-privado conformado, entre otros, por representantes del Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales de la Universidad Nacional de Salta (IIET, UNSa), el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (CIVETAN, CONICET-UNCPBA-CICPBA), la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y la Unidad de Virología y Epidemiología Molecular del Hospital ‘Prof. Dr. Juan P. Garrahan’.
Muchos otros trabajos se han ocupado de evaluar los posibles beneficios de la ivermectina, entre otros, un estudio llevado a cabo en 2020 por científicos australianos liderados por el doctor León Caly publicado en la revista ‘Antiviral Research’ alertó sobre los posibles efectos benéficos de la ivermectina, demostrando que inhibía in vitro la replicación del coronavirus SARS-CoV-2 en cultivos celulares. Un ensayo de médicos españoles cuya investigadora principal fue la Dra. María Teresa Gómez-Hernández concluyó que el tratamiento con ivermectina puede mejorar el pronóstico de los pacientes con COVID-19.
Otra investigación, esta vez en Florida, Estados Unidos, denominada ‘Uso de ivermectina se asocia a una menor mortalidad en pacientes hospitalizados con enfermedad por coronavirus 2019’, cuyas conclusiones se publicaron en el CHEST Journal, demostró analizando los resultados observados en 280 pacientes, que ‘la terapia con ivermectina se asoció con una menor mortalidad durante el tratamiento de COVID-19, especialmente en pacientes con compromiso pulmonar grave’, aclarando que se necesitan ensayos controlados aleatorios para confirmar estos hallazgos.
Los principales efectos adversos reportados por el uso habitual de la ivermectina, que en general son leves y transitorios y desaparecen al discontinuar el tratamiento, son mareos, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor o hinchazón estomacal, diarrea, estreñimiento, debilidad, somnolencia, temblor incontrolable de alguna parte del cuerpo y molestias en el pecho.