Las publicaciones de un mapa digital en Japón que muestra áreas ruidosas por los gritos de niños en la calle, adultos vociferantes u otras fuetes de molestia auditiva ha dividido a los nipones: para unos es un instrumento útil, mientras que otros lo consideran intolerante.
El mapa Dorozuku (‘tribu callejera’) ha sido diseñado para las personas que quieran escoger barrios tranquilos. Abierto en 2016 ahora cuenta con poco menos de 6.000 puntos que señalan los lugares donde los niños juegan en las calles. Uno debe pulsar un ícono para que se le abran descripciones de un área designada, como, por ejemplo, “niños ruidosos juegan a la pelota”, “sus padres llevan horas chismeando”, “por poco he arrollado a unos niños en muchas ocasiones” o “un bebé empieza a llorar a las 7 y pico de la mañana”.
Una de las palabras más frecuentes en estos comentarios es “irritante” y ninguno de los grupos de edad queda fuera del alcance de estas quejas.
Barrios para mudarse
El desarrollador de esta web comentó al medio Asahi Shimbun que había ideado este servicio cuando los niños que aparecieron en la calle frente a su antigua residencia imposibilitaron su trabajo a distancia. El autor y operador del mapa lanzó el servicio “para proporcionar información de modo que los usuarios escojan lugares mejores para mudarse”.
El mapa acepta comentarios mediante formularios digitales, que luego se verifican y publican en la web. El operador del sitio contó que elimina datos personales, mensajes calumniosos y comentarios que podrían implicar un delito o facilitar su comisión, como, por ejemplo, “chicas jugando en una piscina” o “solo chicas allí”.
Pros y contras
Algunos de los usuarios alaban el mapa Dorozoku por “mostrar si ciertas áreas son tolerantes hacia las voces alegres de los niños y es útil para familias con niños a la hora de comprar una casa”.
Otros están descontentos porque sus barrios han aparecido en el mapa.
Un centro de cuidado de niños en Tokio ha sido descrito en la web como “ruidoso por gritos infantiles”, en referencias a las horas a las que sacan a los niños a pasear o para otras actividades.
“No sabía que nuestro centro estaba en la página. Lleva más de cinco años funcionando y no ha habido quejas”, afirmó un empleado del establecimiento.
Según Norihisa Hashimoto, profesor de ingeniería de entornos acústicos en el Instituto de Tecnología en Hachinohe, las valoraciones sobre si los sonidos de un barrio son irritantes o no dependen de la soledad del individuo, ánimo y otros factores psicológicos de una persona.
Al mismo tiempo, sostuvo, la gente que lee los comentarios en la web “podrían sentir que su ira es razonable, así fomentándose la intolerancia”.
Fuente: RT