¿Por qué las moscas son tan difíciles de aplastar? - N Digital
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¿Por qué las moscas son tan difíciles de aplastar?

Una mosca pasa zumbando por tu cabeza y, cuando intentas aplastarla con el primer objeto que encuentras, desaparece casi de inmediato. No importa lo rápido que seas, ya que ellas siempre se adelantan y esquivan los golpes. ¿Por qué son tan veloces y cómo consiguen escapar siempre? La respuesta se encuentra en sus alas traseras, pues estas les permiten despegar rápidamente (incluso en el último momento antes de morir) y en que ven el mundo a cámara lenta.

Las alas de las moscas

Las mosca doméstica o común (Musca domestica) es un insecto díptero. Eso quiere decir que sus alas se han reducido a halterios (estructuras claviformes en forma de mazo o martillo unidos al cuerpo por el mango), por lo que solo tienen dos alas membranosas en lugar de cuatro como la mayoría de los insectos. Durante el vuelo, suben y bajan como las alas, pero en dirección contraria. Además, los halterios funcionan como giroscopios, lo que permite a las moscas controlar dirección del vuelo.

Asimismo, la vibración de los halterios les permite estabilizar el cuerpo mientras vuelan y transmitir información a las alas.

Su capacidad de maniobra

Los halterios no son la única arma secreta de las moscas, ya que una vez que se encuentran en el aire pueden realizar maniobras similares a las de un piloto de avión de combate. De hecho, las moscas de la fruta pueden cambiar de dirección en menos de una centésima de segundo. Es decir, unas cincuenta veces más rápido de lo que puede parpadear un ojo.

Además, las alas de las moscas están perfectamente sincronizadas, lo que les permite generar la fuerza suficiente para impulsarse rápidamente y escapar. Las moscas de la fruta también cuentan con una visión excepcional, lo que les ayuda a planificar sus saltos y huir de una amenaza. Aproximadamente 200 milisegundos antes de despegar, utilizan información visual que les advierte de un peligro inminente.

Por otro lado, el cerebro de algunos animales pequeños, como el de las moscas, capta detalles de movimiento de forma mucho más precisa y anticipada que, por ejemplo, el cerebro de animales de mayor tamaño. La velocidad a la que un animal procesa las imágenes se le conoce como ritmo de fusión de parpadeo. Generalmente, cuanto más pequeña es la especie más alto tiene ese ritmo, por lo que podría decirse que las moscas pueden vernos a cámara lenta.

 

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