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Los perros, entrenados por el Instituto Internacional de Investigación Forense (IFRI) de la Universidad Internacional de Florida, tienen hasta un 90% de precisión en la detección del coronavirus.
“El COVID-19 produce sustancias químicas de olor único y también provoca cambios metabólicos en los infectados por el virus, lo que da lugar a olores que los perros pueden detectar”, explicó la directora del IFRI, DeEtta Mills.
Según los expertos, el proceso de entrenamiento comenzó en el laboratorio, donde aprendieron a detectar los olores, y ahora ya están listos para llevar adelante su tarea en espacios más grandes como auditorios, laboratorios de computación y bibliotecas.
¿Cómo funciona? En el momento que uno de estos perros detecta el coronavirus, se sienta en el lugar, frente al infectado o a la superficie contaminada, para dar el aviso. El éxito de esta iniciativa podría ser una gran solución para detectar asintomáticos en espacios públicos.
Los perros trabajarán en el campus durante el semestre de primavera para tratar de controlar la propagación del coronavirus en la escuela y, desde la semana que viene, barrerán el Centro de Operaciones de Emergencia del Estado en Tallahassee.
El método también se usará para grandes aglomeraciones, como los partidos de los Miami Heat. Según detalló CBS, los aficionados serán llevados a una zona de control y los perros pasarán por delante de ellos.
El equipo de detección de COVID-19 está formado por dos pastores belgas malinois y dos pequeños perros de rescate.
La iniciativa en Florida no es la única, días atrás Francia comenzó a utilizar perros para detectar el coronavirus a través de la transpiración humana.
Bautizado Cynocov, este proyecto francés se basa en el método Nosais COVID-19, desarrollado por el profesor Dominique Grandjean de la escuela nacional veterinaria de Maisons-Alfort (cerca de París) y que viene a enriquecer la inmensa “biblioteca olfativa” del perro, ya utilizada para la detección de ciertos cánceres. “Los perros pueden detectar 95% de los casos positivos de COVID-19 de media”, precisa el profesor Grandjean.
Uno de los integrantes del equipo francés es Eliot, un pastor belga malinois que está entrenado para encontrar el rastro de criminales y de personas desaparecidas, pero que desde hace un mes, se prepara para detectar el coronavirus a través del sudor humano.
Como Eliot, el labrador Marvel y otros tres pastores malinois y alemán, todos miembros de brigadas caninas de la gendarmería y de los bomberos, se entrenan en su nuevo “juego” de detectar apósitos de transpiración tomados durante 10 minutos bajo las axilas de personas positivas al COVID-19 al comienzo de la infección.
Así, desde el 4 de enero, casi todos los días llegan muestras de sudor del CHU para que los perros, adiestrados en el centro de formación instalado por Ceva en su sede de Libourne, cerca de Burdeos, las huelan.
“Detectan materias orgánicas de degradación derivadas de la infección”, explica Pierre-Marie Borne, referente en Ceva. A la señal “¡Al cono!”, los perros se ponen a trabajar.
La idea de los científicos franceses es que la herramienta se use principalmente para hacer una preselección de personas sospechosas de contagio, con el fin de “precisar la necesidad de realizar una prueba de confirmación” (como la nasofaríngea RT-PCR), explica el doctor Pierre-Marie Borne.
“Cuando se sabe que pronto habrá que detectar personas asintomáticas en todo tipo de espacios -escuelas, hogares para ancianos o aeropuertos-, este tipo de herramienta,permitirá, en términos de aceptabilidad y de reactividad, facilitar el proceso”, estimó Denis Malvy, jefe del servicio de enfermedades infecciosas y tropicales en el CHU de Burdeos.