BBC
Una dura restricción que no se aplicaba en los Países Bajos desde la Segunda Guerra Mundial ha generado unas protestas violentas como las que no se veían en los últimos 40 años.
Por tercera noche consecutiva, se han producido en varias ciudades de ese país fuertes choques entre la policía y manifestantes que protestan por la introducción el pasado fin de semana de un riguroso toque de queda para contener la pandemia de coronavirus.
En Rotterdam, las autoridades debieron recurrir este lunes al uso de chorros de agua y gases lacrimógenos para dispersar a centenares de personas congregadas en las calles, donde también se produjeron algunos saqueos.
Los agentes del orden actuaron después de que los manifestantes desoyeron una orden de emergencia de la alcaldía ordenando a los manifestantes abandonar el centro de la ciudad.
En referencia a estas protestas que se iniciaron el fin de semana, el primer ministro, Mark Rutte, condenó unos sucesos que calificó como “violencia criminal”.
Durante las protestas de este lunes también se encendieron fuegos en las calles de La Haya, donde policías en bicicleta intentaron dispersar a pequeños grupos de personas que les lanzaban piedras y fuegos artificiales, según informa la corresponsal de la BBC en esa ciudad, Anna Holligan.
También hubo choques entre policías y manifestantes en Ámsterdam, Amersfoort y Geleen.
Medidas excepcionales
Las protestas callejeras se iniciaron el fin de semana, cuando el gobierno comenzó a aplicar las restricciones más duras desde el inicio de la pandemia, las cuales incluyen un toque de queda desde las 9 de la noche hasta las 4:30 de la mañana.
Es la primera vez que una medida de este tipo entre en vigor en los Países Bajos desde la Segunda Guerra Mundial y quienes la violen serán sancionados con una multa de unos US$115.
Los bares y restaurantes del país no abren desde octubre, mientras que las escuelas y los comercios no esenciales fueron cerrados en diciembre.
Los primeros desórdenes callejeros se reportaron el sábado y escalaron el domingo.
En la sureña ciudad de Eindhoven, los manifestantes lanzaron fuegos artificiales, rompieron las vitrinas de las tiendas y saquearon supermercados. Además, incendiaron lotes de bicicletas que usaron para levantar barricadas.
En Enschede, oriente del país, los manifestantes lanzaron piedras a las ventanas de un hospital.
En la ciudad de Urk, en la región norte, fue incendiado un centro de diagnóstico de covid-19, según informaron autoridades locales. El ministro de Salud, Hugo de Jonge, calificó este incidente como “algo que sobrepasa todos los límites”.
En total, más de 250 personas han sido detenidas en todo el país.