El derroche de estilo del día inaugural para Joe Biden y Kamala Harris no pasó desapercibido y es que desde tempranas horas de este miércoles los atuendos utilizados los presentes han causado igual fervor que la ocasión misma de la reunión.
Pero un detalle peculiar en el atuendo de la primera vicepresidenta de los Estados Unidos, fue el color que eligió para la vestimenta de tan importante día, el morado.
Este color se relaciona con lujoso y espiritual, y se sabe que cuando es llevado en versión lila o lavanda transmite serenidad mientras que si vistes de púrpura evocarás la creatividad y el lujo.
Surge de la mezcla del rojo y el azul y produce una auténtica explosión de tonalidades y de sensaciones. Púrpura, violeta, morado, lila, da igual cuál sea la variedad o la forma de llamarle, pero se trata de uno de los colores más potentes y que nos enlaza directamente con nuestras emociones.
El color violeta o púrpura es el color de la humanidad, el color de la espiritualidad, del encuentro con uno mismo.
En la antigüedad era bastante complicado conseguir el tinte púrpura, por lo que estaba destinado a personas de un estatus alto o lo que llamaba dignidad. Emperadores, realeza, sacerdotes y nobleza se reservaron durante unos cuantos siglos el uso exclusivo de este color que procedía de las entrañas de un molusco.
Uno de los aspectos más positivos del color púrpura es la tolerancia, el respeto, la cooperación. La empatía, sin duda, es de color púrpura, o violeta, o morado. Así como el respeto y la dignidad.
El color púrpura simboliza el lujo y la distinción, la exclusividad, la calidad. Y aunque no representa la elegancia tal y como la entendemos en la actualidad, aporta un toque de clase imposible de conseguir con otros colores.
Este color también direcciona a una persona con poder o empoderamiento personal, que no solo es positivo, sino que además es necesario pero, ¿qué ocurre cuando te encuentras en una posición de poder respecto a los demás?