La pandemia ha afectado enormemente al personal médico de primera línea que tuvo que enfrentar una situación sin precedentes producto del COVID-19. En este sentido, a más de un año en el que el foco de la atención en centros de salud en todo el mundo está puesto en el nuevo coronavirus, los daños colaterales más fuertes en la salud mental de los médicos ya son una realidad o e incluso se define como la cuarta ola.
En junio del 2020, expertos en salud mental de Latinoamérica y España advirtieron de la posibilidad de que se produzca una ola de trastornos como ansiedad, depresión y estrés e incluso suicidios a consecuencia de la pandemia de la COVID-19 e instan a especialistas y ciudadanos a estar vigilantes para poder contenerla a tiempo.
En este contexto, dos estudios realizados por el Hospital del Mar de Barcelona revelaron que el 45,7% de los participantes presentan riesgo alto por algún tipo de trastorno mental, es decir, necesitan una evaluación profesional para confirmar la presencia de un trastorno mental. A la vez, 1 de cada 7, el 14,5%, presentan un trastorno mental discapacitante, con repercusiones negativas claras en su vida profesional y social. Por patologías, el 28,1% presentan depresión, el 22,5% trastorno por ansiedad, casi 1 de cada 4, pánico, el 22,2% estrés postraumático y un poco más del 6%, abuso de substancias.
“Los resultados del estudio no nos sorprenden, pero nos preocupan. Son muy consistentes con nuestra experiencia clínica. Atendimos a muchos sanitarios con estrés agudo, agotamiento y ansiedad. Especialmente, aquellos que ya habían experimentado anteriormente problemas de salud mental”, explicó el doctor Víctor Pérez, director del Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar (INAD), coordinador del Grupo de Investigación en Salud Mental del IMIM-Hospital del Mar e investigador del CIBER de Salud Mental (CIBERSAM).
Otro estudio reveló que claramente hay efectos en la salud mental de la fuerza laboral y un impacto psicológico de trabajar en primera línea con los pacientes de COVID-19. Los resultados mostraron que el 21% de los encuestados tenía síntomas de ansiedad de moderados a severos, mientras que el 17% experimentó síntomas de depresión en ese mismo rango.
Los problemas de salud mental prevalecieron en enfermeras más jóvenes y en aquellas con menos experiencia en la carrera, según la investigación que fue dirigida por la Nicola Roberts, profesora titular de enfermería y salud comunitaria en la Escuela de Ciencias de la Salud y la Vida de la Universidad Caledonian de Glasgow.
Por otro lado, datos publicados en The Lancet Psychiatry muestran los resultados de una encuesta multicéntrica sobre médicos que actuaron en China durante la pandemia de coronavirus. De ellos, el 50,7% desarrolló depresión, 44,7% ansiedad, 36,1% insomnio y 73,4% síntomas vinculados al estrés.
Entre las mayores preocupaciones del personal sanitario se encuentran la propia salud y el miedo al contagio propio y de los compañeros de trabajo. Por otro lado, las expectativas desmedidas que la población deposita en el personal sanitario, aumentan el estrés y la sensación de desborde.
Para el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich (MN 65636), director médico y del Departamento de Psiquiatría de Ineco dijo a Infobae que “los efectos de la pandemia se van a observar en dos tiempos probablemente: un tiempo inmediato durante la pandemia, que es lo que se está observando ahora, y un efecto que se llama de ‘cuarta ola’ que son efectos tardíos o acumulativos”.
Cuidar a los que cuidan
El personal de salud se encuentra en primera línea batallando al enemigo “invisible” para el resto de la población. En este sentido, el psiquiatra Daniel Mosca, coordinador del equipo de factores humanos del SAME, suele recibir de sus pares inquietudes relacionadas a la emergencia sanitaria del coronavirus y entre ellos el temor más grande: contagiar a sus seres queridos debido a su profesión.
“El profesional de la salud está más expuesto tanto a la posibilidad de contagio así como para vivenciar situaciones que deriven en estrés. Y es que, para los médicos, enfermeros, camilleros, entre otros, el virus tiene la cara de todos ellos y ahí radica la enorme diferencia entre cómo viven esta situación extraordinaria la población en general y los profesionales de la salud”, enfatizó Mosca.
Con un contexto vertiginoso tanto para la población en general como aquellos que tienen que salir a trabajar, el psiquiatra explicó que hay que tener extremo cuidado con la alimentación y el sueño, no tomar alcohol ni fumar tabaco en exceso, realizar actividad física así como realizar ejercicios de respiración y meditación.