Según informan Ramon Shelburne (ESPN) y Shams Charania (The Athletic), James Harden ha sido traspasado a Brooklyn Nets y jugará junto a Kyrie Irving y a Kevin Durant. Un auténtico equipazo, gran aspirante (si ya no lo era) para conquistar el anillo. Philadelphia, finalmente, se ha quedo a las puertas de adquirir a Harden. La operación no ha sido sencilla y han participado cuatro equipos: los propios Rockets y Nets, además de Indiana Pacers y Cleveland Cavaliers.
El traspaso se ha producido a una velocidad de vértigo, en pocas horas, tras las duras declaraciones del propio Harden después de la derrota de anoche frente a los Lakers por 100 a 117 (la segunda en tres días frente al mismo rival), que fue la gota que colmó el vaso. “Yo adoro esta ciudad y literalmente hago todo lo que puedo, pero esta situación es una locura y no creo que se pueda arreglar”, dijo Harden. A lo que añadió: “No somos lo suficientemente buenos: química, talento, todo. Ha quedado claro en los dos últimos partidos”.
Una vez realizadas las declaraciones, ya no había vuelta atrás. Los Rockets se movieron por el mercado, mientras anunciaban que Harden se quedaba al margen del equipo hasta que se resolviera el asunto.
“Las muestras de desprecio llegaron antes de cualquier rueda de prensa”, dijo DeMarcus Cousins, hasta hoy compañero de Harden en Houston, en referencia a esas crudas palabras del base, que se va de Texas tras nueve temporadas, el MVP de 2018, más de 600 partidos, promedios estratosféricos (30 puntos, 6 rebotes y 7,7 asistencias) y el título como máximo anotador de la Liga las tres últimas campañas. El jugador estadounidense, que este año cumplirá 32 años, tiene garantizados 135 millones hasta el verano de 2023.