La lubricación vaginal es un proceso fisiológico que sucede durante la fase de la excitación. La excitación es una manifestación de tensión sexual que incluye una reacción somática generalizada de vasocongestión. Es decir, sangre que llega a determinados lugares del cuerpo en determinado tiempo. Es decir que al llegar la sangre a la cavidad pélvica se concentra alrededor de la vagina produciendo una intensidad que, por exceso de presión, produce un trasudado.
La erección, que también sucede durante la fase de excitación, consiste, a su vez, en un proceso principalmente vasocongestivo, donde los cuerpos cavernosos y esponjosos que se encuentran dentro del pene se llenan de sangre aumentando el volumen. Digamos entonces que nos sucede el mismo proceso pero con una pequeña gran diferencia: la cantidad de sangre. Para alcanzar la erección necesitamos entre 70 y 100 cm3 de sangre mientras que en el proceso de lubricación necesitamos 500. Importante considerar que la principal diferencia entre personas de diferente sexo biológico tiene que ver con el tiempo que conlleva el proceso de excitación. Para lubricar una vagina podemos tardar hasta cinco veces más de lo que lleva generar una erección.
Popularmente hablamos de “la previa” haciendo referencia a ese tiempo o esas prácticas sexuales previas a la penetración. Porque necesitamos tiempo para ir juntando esa sangre a fin de obtener la lubricación necesaria para una penetración sin dolor. Si no contamos con la lubricación necesaria lo que puede suceder es que sintamos ardor o quemazón. Lo que hace la lubricación (natural o artificial) es evitar ese aumento de temperatura en la fricción.
Además del tiempo hay otros factores que impactan sobre la lubricación natural: anticonceptivos hormonales, puerperio, menopausia, infecciones recurrentes, desórdenes inmunes, quimioterapia o radioterapia en la zona de la pelvis, extirpación quirúrgica de ovarios, estrés, entre otros.
Hay algunas cosas que podemos hacer de manera natural para fomentar la lubricación:
– Cuidar la alimentación
– ¡No lavar la vagina! No colocamos nada dentro de la vagina para lavarla, sino que solo lavamos la zona de la vulva con agua o con un poco de jabón neutro. Evitamos el uso de productos perfumados, antibacteriales y esponjas.
– Realizar actividad física. Todo lo que ayuda a mantener una adecuada circulación sanguínea
En conclusión, quiero reforzar el concepto de la lubricación como proceso fisiológico. No lubricar no es tu culpa ni es signo necesariamente de que no tengas ganas de tener actividad sexual, ni te hace menos mujer ni menos sexual. Es algo que tiene una solución muy sencilla que es incorporar el uso de un gel o lubricante artificial. Es un pequeño cambio que va a tener un gran impacto en tu disfrute. Se consiguen en farmacias, supermercados y sexshops y son compatibles con el preservativo.
*Cecilia Ce es psicóloga, sexóloga y autora de los libros Sexo ATR y Carnaval toda la vida (editorial Planeta). En Instagram: @lic.ceciliace