EFE-.La edad, la alimentación inadecuada, la ausencia de un sueño reparador o la propia genética pueden afectar a nuestra imagen y generar signos de cansancio en la piel y el rostro. En especial puede estropear nuestra mirada con la aparición de bolsas u ojeras, uno de los signos que hace que parezcamos mayores y más cansados de lo que somos y estamos.
¿Por qué se forman esas bolsas en los ojos?
El envejecimiento de los párpados es un proceso progresivo de deterioro de los tejidos que cambia la forma y la expresión de la mirada. En el superior se produce un aumento excesivo de piel, que forma un pliegue que en algunos casos llega hasta el nacimiento de las pestañas y se extiende por su parte lateral, lo que contribuye a la formación de las conocidas patas de gallo. En el párpado inferior se acumula también un exceso de piel y típicamente aparecen las bolsas de grasa y ojeras.
¿Cómo mantener una mirada alegre y luminosa?
Existen hábitos que pueden ayudarnos a vernos bien durante todo el día y mitigar la aparición de las molestas bolsas:
– aplicar frío sobre los ojos. Lavar la cara cada mañana con agua muy fría ayuda a bajar las bolsas. Las rodajas de pepino, las bolsas de manzanilla u otros “remedios de la abuela” no previenen la aparición de bolsas, solo bajan momentáneamente la hinchazón de los ojos;
– dormir lo suficiente (7 horas al día en adultos) y con la cabeza ligeramente más alta que el resto del cuerpo;
– llevar una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, en la que se controle la ingesta de sal (ayuda a una menor retención de líquido);
– beber dos litros de agua al día;
– realizar ejercicio por la mañana, pues ayuda a acelerar la eliminación de líquidos en la zona facial; y
– abandonar el terrible hábito del tabaco.
¿Y si ya tengo ‘bolsas’? Rejuvenece tu mirada
Para eliminar las bolsas de los ojos podemos recurrir a la cirugía de los párpados, técnicamente conocida como blefaroplastia, un procedimiento para extraer la grasa y el exceso de piel y músculo de los párpados superiores e inferiores que, en algunos casos, pueden interferir la visión. Es una cirugía sencilla, de una a tres horas de duración, que se acomete en quirófano, habitualmente con anestesia local.
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