Hunter Biden, el segundo hijo del presidente electo estadounidense Joe Biden, ha sido una suerte de oveja negra, o hijo pródigo, en su familia. Tanto por sus propias acciones y falencias como por estar en agudo contraste con su hermano mayor, Beau Bide, ya fallecido pero que fue el hermano estrella con inmenso potencial y probada capacidad, el ejemplo a seguir.
Eso ha sido así prácticamente durante toda su vida, pero Hunter Biden, de 50 años, se ha vuelto actualmente más notorio que nunca a causa del ascenso de su padre primero a la candidatura presidencial del Partido Demócrata y, tras su victoria en las elecciones del pasado 3 de noviembre, por su llegada a la Casa Blanca.
Biden enfrentó una tragedia desde muy joven, y él mismo casi pierde la vida. Cuando tenía casi tres años, en diciembre de 1972, Hunter sufrió un terrible accidente en el auto en el que viajaba junto a su madre , su hermana Neilia, su hermano Beau y su hermana menor Naomi. Su madre y su hermana fallecieron, y los dos hermanos sufrieron lesiones importantes.
Ese accidente en buena medida lo marcó y trastocó toda la vida de la familia Biden. Su padre, que acababa de ser electo senador por Delaware unas semanas antes del accidente, se quedó solo con sus dos hijos, quienes por las intensas actividades legislativas y políticas de su padre (que fue senador de 1973 a 2009, fecha en que asumió la vicepresidencia) en cierto modo pasaron varios años clave de su infancia sin la estabilidad de una familia.
No fue hasta que en 1977 Joe Biden se casó con Jill, su segunda y actual esposa, que Beau y Hunter pudieron tener de vuelta una nueva familia completa pues Jill asumió con intensidad el papel de madre (y no meramente el de madrastra) y, tiempo después, la familia creció con el nacimiento de Ashley, su media hermana.
El tiempo pasó y en 1993 Hunter se casó con Kathleen Buhle y con ella tiene tres hijos: Naomi, Finnegan y Maisy.
Hunter obtuvo una licenciatura en historia en la Universidad Georgetown en 1992 y luego estudio leyes, graduándose como abogado en la Universidad Yale en 1996. Se cuenta que durante su época universitaria trabajó para pagarse el alojamiento universitario estacionando autos durante eventos o descargando cajas de comida congelada.
Negocios y lobby
Con todo, a poco de graduarse de abogado Hunter comenzó a trabajar en la compañía bancaria MBNA America, con sede en Delaware (estado en el que su padre era senador). Esa empresa fue años después adquirida por Bank of America.
Pese a su escasa experiencia profesional, el veinteañero Biden avanzó rápido en el escalafón de MBNA America y en pocos años llegó al puesto de vicepresidente ejecutivo. En 1998 renunció para trabajar en el Departamento de Comercio de Estados Unidos en el gobierno de Bill Clinton, posición que dejó en enero de 2001 cuando optó por dedicarse a actividades de lobby, fundando la firma Oldaker, Biden & Belair.
Los críticos de Joe Biden han sido muy incisivos en que la carrera profesional de su hijo Hunter habría sido en parte de su manufactura, y dudan que el entonces senador, luego vicepresidente, candidato presidencial y ahora presidente electo no hubiera estado al tanto de las actividades de lobby de su propio hijo.
Por ejemplo, de acuerdo a RealClear Investigations, Hunter logró el empleo en MBNA America gracias a la intervención de su padre y se indica que esa empresa era uno de los principales donantes a las campañas del entonces senador Biden y que realizaba fuerte lobby en el Senado para lograr reformas favorables a la banca.
Se dice que el puesto en el gobierno de Clinton se le ofreció a Hunter luego de que un abogado y jefe de campaña senatorial de Joe Biden le llamó personalmente al secretario de Comercio.
Y, entre 2006 y 2009, Hunter fue nombrado en una alta posición en la empresa de trenes Amtrak, por recomendación del líder senatorial Harry Reid, cercano aliado de Joe Biden, según se ha afirmado.
Joe Biden, por su parrte, ha negado que el favoritismo y el influyentismo hayan tenido que ver con que su hijo lograra esos altos puestos corporativos y gubernamentales, y él ha defendido que Hunter se merecía tales posiciones y cargos por haberse graduado de Yale, es decir por su capacidad.
Por otro lado, se criticó también que Hunter cobrara jugosamente por servicios de lobby político mientras su padre era un prominente senador y luego vicepresidente, y se cuenta que Joe tenía con su hijo un acuerdo tácito en el que el senador no le diría a Hunter nada relacionado con su trabajo legislativo mientras que el hijo no le diría nada a su padre de sus actividades de lobby.
Así, se afirma, se mantenía una debida distancia y se frenaba la posibilidad de conflicto de interés o tráfico de influencias. Biden y su entorno han insistido desde muchos años atrás en esa posición, mientras sus críticos lo dudan.
Durante décadas, Biden ha defendido a Hunter de esas alegaciones y también ha mantenido que su hijo se ha construido su éxito por sí mismo y no es una hechura de su padre. Todo padre ciertamente le da una mano, a veces grande a su hijo.
En paralelo, la vida personal de Hunter ha tenido momentos complicados, con problemas severos por consumo de alcohol y drogas, tratamientos para salir de ello y recaídas durante años. Pero nada de ello, se cuenta, mermó tampoco el apoyo y el cariño de Biden hacia Hunter. “Estoy orgulloso de mi hijo”, ha dicho Joe con frecuencia en alusión de Hunter.
Las actividades de negocios de Hunter continuaron y cuando su padre fue electo vicepresidente las críticas se hicieron más notorias, aunque eso no implica en automático que se haya dado nada inapropiado. Joe Biden siempre ha defendido que sus acciones y decisiones en la vicepresidencia nunca estuvieron influidas por las actividades de su hijo Hunter.
Con todo, algunos presumiblemente pensaron, y piensan, que cortejando a Hunter Biden podrían lograr acceso a su padre, el vicepresidente y ahora presidente electo Joe Biden. Muchos, por ejemplo, presumiblemente se han acercado a los hijos de Donald Trump con el afán de lograr cercanía con el presidente.
Pero en el caso de Hunter Biden ha habido dos casos en los últimos años que han sido muy notorios y que han sido usados como ariete político, en muchas ocasiones sin fundamento, para atacar a Joe Biden e incluso tejer torcidas teorías conspirativas.
A partir de 2013, Hunter Biden fue parte de la junta directiva de la financiera china BHR Partners. Esa empresa, de la que él llegó a ser accionista junto a empresas estadounidenses y chinas, invertía en proyectos de innovación tecnológica en China y en otros negocios en otros países.
En 2014, Hunter Biden se vinculó a la empresa energética ucraniana Burisma, de la que también fue miembro de la junta directiva, justo cuando el vicepresidente Biden era una figura clave en la conducción de la política exterior de Estados Unidos hacia Ucrania, país exmiembro de la Unión Soviética en colisión con la Rusia de Vladimir Putin.
Escándalo político
Desde entonces, en el entorno de Hunter Biden se habría cuestionado que sumarse a Burisma daría la impresión de que existía un conflicto de interés del vicepresidente, sobre todo por la situación de corrupción imperante en Ucrania. Joe Biden negó que tal conflicto de interés o vinculaciones espurias hayan existido y se afirma que la presencia de Hunter en Burisma no tuvo efecto alguno en las acciones de su padre hacia Ucrania, incluso aunque muchos hayan tratado de llegar a él, infructuosamente, vía su hijo.
Pero la presencia de Hunter en Burisma fue utilizada por Trump y su entorno, con Rudy Giuliani a la cabeza, en la trama con la que se buscó frenar la candidatura presidencial de Joe Biden. Hunter Biden fue mostrado como una fuerza corruptora y a su padre como marcado por ello. El propio Trump llegó a condicionar una reunión en la Casa Blanca y ayuda militar ya avalada por el Congreso a que el nuevo presidente de Ucrania anunciara una investigación contra Hunter Biden.
Todo ello estuvo cargado de distorsiones y teorías conspirativas. Las presiones de Trump al mandatario de Ucrania fueron consideradas un uso espurio de la presidencia para lograr beneficio político personal, lo que desató el proceso de impeachment de Trump. Aunque acusado por la Cámara de Representantes, los cargos fueron desestimados por el Senado.
En tanto, Trump también acusó sin pruebas a Hunter de haber creado un fondo de 1,500 millones de dólares del que obtuvo muchos millones de dólares, mientras que el abogado de Biden señaló que la inversión que varias firmas hicieron en BHR Partners fue del orden de los 4.2 millones de dólares, no las sumas que alegó Trump. Biden se deslindó de esa firma en 2019, en la que, se afirma, no tuvo compensación económica por su puesto en la junta de dirección.
Finalmente, la figura de Hunter Biden, demonizada ante la derecha radical seguidora de Trump, fue de nuevo agitada en un último y fallido intento de frenar el avance de Joe Biden y la derrota electoral de Trump. A poco de las elecciones del 3 de noviembre, medios de la derecha publicaron una historia, de suyo dudosa, sobre una laptop que supuestamente era propiedad de Hunter Biden y que contenía emails e información comprometedora sobre conflictos de interés de su padre.
El disco duro de esa laptop fue entregado por un técnico de computadoras, que según la historia la recibió para reparaciones, y su contenido acabó en manos de Giuliani que lo reveló al New York Post. Pero no hay evidencia de que esa laptop haya sido realmente propiedad de Biden y los supuestos mensajes incriminantes no eran tales. Se denuncio entonces que todo ello sería un intento de golpear a Joe Biden con elementos que, incluso, podrían haber provenido de desinformación rusa.
Con todo, por varios días la figura de Hunter Biden fue demonizada en medios pro Trump, aunque todo ello no influyó en el resultado electoral y, habría sido, por lo que se ha probado, meras teorías conspirativas y campañas políticas negras.
Hunter Biden, con todo, será presumiblemente una figura de controversia en los años por venir durante la presidencia de su padre.
Y, apenas esta semana, se ha anunciado que el gobierno federal ha abierto una investigación contra Hunter Biden por cuestiones de impuestos relacionados, al parecer, con sus actividades en China y Ucrania. No se han revelado oficialmente mucho al respecto, pero la historia de un anillo de diamantes que le habría sido regalado a Hunter Biden ha puesto especial sazón a este nuevo escándalo. Y muchos han visto esa medida como una suerte de desquite de último momento de un Trump vencido electoralmente en contra de los Biden.
En lo profesional y mediático, la vida de Hunter Biden ha estado en medio de un huracán, sobre todo en años recientes por las acusaciones y tensiones relacionadas con la creciente influencia de su padre.
Eso no ha hecho que Joe Biden le dé la espalda sino, al contrario, él lo ha defendido continuamente y ha expresado, incluso públicamente, su amor hacia su hijo.
Una vida personal atribulada
En lo personal Hunter Biden ha tenido también claroscuros.
Las adicciones lo han azotado recurrentemente y en 2013, luego de que se sumó a la Marina, a la edad muy tardía de 43 años y sin antecedentes militares, fue dado de baja administrativa luego de que dio positivo por cocaína en un análisis de orina. En años recientes Hunter ha debido someterse a terapias de desintoxicación y cambio de conducta.
Al respecto, una nota de 2019 de Joe Biden a su hijo fue muestra de la incondicionalidad de su amor como padre. A un Hunter internado en un centro de rehabilitación, Joe le escribió, según reportó el New York Post a principios de 2019: “Buenos días mi hermoso hijo. Te extraño y te amo. Papá”.
A ello, se dice, Hunter respondió con lamentaciones en contra de su exesposa Kathleen, de la que se separó en 2015 y se divorció en 2017.
Las relaciones familiares en ese sentido también han sido complicadas. Pero fue años antes, en 2015, cuando nueva tragedia azotó a la familia: Beau Biden murió de cáncer cerebral. Fue devastador para todos, pues Beau era en gran medida la estrella con un enorme futuro por delante y al parecer fue una sacudida terrible para Hunter. Además de la pérdida del hermano admirado, Hunter entró emocionalmente en un torbellino.
Eso se desprende del hecho de que en 2016 Hunter comenzó a tener una relación amorosa con Hallie Biden, viuda de su hermano Beau, algo que hizo que se levantaran muchas cejas. Esa relación al parecer no duró mucho y otros amoríos tomaron su lugar: para 2018 Hunter había tenido un nuevo hijo con Lunden Roberts y luego, en 2018, se casó con la cineasta sudafricana Melissa Cohen, con quien tuvo otro hijo en mazo de 2020.
Hunter, así, ha sido el hijo conflictivo, polémico, ambicioso y a la vez desparpajado de la familia Biden, una suerte de oveja negra que ciertamente le ha dado dolor de cabeza a su padre. Si hay cuestiones ilícitas en la actividad corporativa y de negocios de Hunter Biden es algo que la justicia deberá dilucidar, de modo imparcial y no como otra instancia de guerra política.
Pero es claro que el presidente electo Biden, a lo largo de los años, ha mantenido amor incondicional hacia Hunter y lo ha defendido a capa y espada de ataques que, desde su perspectiva, han estado siempre motivados por golpearlo a él políticamente. Una tormenta que posiblemente podría arreciar.