El juez José Alejandro Vargas luce magistral en el estrado, pues hace labor de concejero y mediador de conflicto entre el Ministerio Público y la barra de la defensa durante el proceso de conocimiento de medida de coerción de la denominada Operación Anti Pulpo.
También aconseja sobre la mejor forma de desempeñarse en el tribunal, argumenta, pero también sabe cuándo llamarle a la atención para que se enmarque dentro de las reglas procesales.
Vargas como viejo zorro de la Justicia aprovecha momentos de tensión entre las partes acusadora y acusada para hacer anécdotas de cuando era estudiante y otras situaciones, para bajar la temperatura y los ánimos se apacigüen.
“Anoche por yo ver el agotamiento de los imputados, ordené el aplazamiento. Hoy, si por estar nosotros perdiéndonos en sandeces, yo no voy a tomar encueta agotamiento de nadie”, señala un juez rígido.
Aprovechó para decirle a las partes que deben ser directos e ir al grano porque en otros países, y citó a Estados Unidos, los conocimientos de medida de coerción duran cinco minutos.
Sin embargo, el proceso se torna cansón por la cantidad de imputados y los argumentos de la defensa y el Ministerio Público y el veterano juez lograr hacer momentos agradable, como el caso a continuación.
A cada momento se le ve llamar al orden y recomendando a los profesionales del derecho a comportarse de manera adecuada, porque el pueblo lo está viendo en las transmisiones de los medios de comunicación y de cierto modo, la población joven y estudiantes los ven como maestros.
En un momento mientras exponía el imputado Aquiles Cristopher Sánchez se estaba alejando del caso y profundizando en otros temas, a lo que el juez le interrumpió para recomendarle que se limitara a responder las acusaciones del Ministerio Público para que no se “metiera para lo hondo” y entonces el juez podría motivarse a ampliar la investigación y se metería en más problemas.
El juez tiene una respuesta oportuna para cada caso.
