Tokio, 23 nov (EFE).- Los avances hacia la disponibilidad de una vacuna contra la covid-19 han despejado el camino hacia la celebración de los JJOO de Tokio el próximo verano, aunque se mantienen los interrogantes sobre muchos aspectos que afectarán a atletas y público.
Las prometedoras informaciones que se han conocido durante las últimas semanas sobre varias vacunas en fase de desarrollo han elevado el optimismo da los organizadores nipones y del Comité Olímpico Internacional (COI), que trabajaban para sacar adelante los Juegos, que se inauguran de hoy en ocho meses, en el peor escenario posible de continuidad de la pandemia.
La “probable disponibilidad” de la vacuna para el próximo verano “facilitaría enormemente” los Juegos de Tokio, afirmó el pasado lunes durante una visita a la capital nipona el presidente del COI, Thomas Bach, quien también dijo que dicho organismo “hará todo lo posible” para promover la vacunación entre atletas y público antes del evento.
No obstante, los responsables de los Juegos siguen barajando opciones para diferentes situaciones, incluida la posibilidad de que la vacuna no llegue a tiempo y en vistas también de las dificultades que plantearía vacunar a unos 11.000 atletas y millones de espectadores, entre ellos muchos venidos de países con escaso acceso al fármaco.
¿VACUNAS OBLIGATORIAS?
Bach señaló en Tokio que corresponde a las autoridades niponas definir si la vacuna será obligatoria tanto para espectadores como para atletas a su llegada a Japón, aunque afirmó que el organismo que dirige fomentará su uso con los medios a su alcance.
El objetivo será “convencer” a todos los participantes posibles en los Juegos para que acepten ser vacunados y para ello pondrá en marcha campañas promocionales protagonizadas por “atletas de referencia”, explicó por su parte el responsable de la comisión de coordinación del COI para Tokio 2020, el australiano John Coates.
El COI también contempla poner en marcha “un sistema de apoyo” para los países que tengan un menor acceso a la vacuna, señaló Coates durante su reciente visita a Tokio junto a Bach, en la que no se dieron más detalles de cómo se materializaría esa ayuda.
ATLETAS EN UNA BURBUJA
En paralelo a la vacunación a gran escala, los organizadores y el COI contemplan otras medidas para garantizar un entorno seguro para la competición, entre ellas someter a los deportistas a test del virus frecuentes y restringir sus movimientos a sus lugares de alojamiento y competición.
Los anfitriones también planean requerir a los deportistas que mantengan distancia social salvo si no fuera posible por la competición, así como acortar la estancia de los equipos nacionales en la Villa Olímpica, un lugar que la organización quiere convertir en “una burbuja” a prueba de contagios venidos del exterior.
Como ejemplo de lo que podrá verse en los Juegos, Bach mencionó el torneo internacional de gimnasia artística que se disputó el pasado día 8 en Tokio con la participación de 32 atletas de cuatro países, que permitió a los anfitriones nipones poner a prueba sus protocolos anticontagios.
El torneo fue la primera prueba internacional en Japón desde que el país comenzó a cerrar sus fronteras a visitantes extranjeros en abril, y entre otras medidas obligaba a los participantes a alojarse en el mismo hotel y restringía sus desplazamientos entre este y el gimnasio que acogió la competición.
LA INCÓGNITA DE LOS ESPECTADORES
Una de las mayores dudas que planea sobre los Juegos desde su aplazamiento el pasado marzo es si habrá público en las gradas y en qué medida. En estos momentos la presencia de espectadores la dan por hecho tanto el COI como anfitriones, aunque condicionada a límites de entrada y con amplias medidas preventivas.
Bach apuntó en Tokio que se espera “una cantidad razonable” de público en los estadios, pero hasta la próxima primavera los anfitriones no tienen previsto tomar una decisión final sobre el aforo que estará permitido y cómo se gestionará la seguridad sanitaria.
Japón ha ampliado progresivamente desde el pasado verano la cantidad de público permitido en los estadios y preveía seguir haciéndolo, aunque la tercera ola de contagios registrada en noviembre, con nuevos récord de infecciones diarias en el país, ha puesto freno a la relajación de medidas y podría conllevar nuevas restricciones.
Además, Japón aún aplica un veto casi total a la entrada de visitantes extranjeros al país, algo que se prevé flexibilizar de cara a los Juegos a cambio de que los visitantes se sometan a PCR previos y posteriores al vuelo para venir al país y a sistemas de monitorización de su estado de salud y de sus movimientos.
Antonio Hermosín Gandul