Vilcabamba es una ciudad ubicada en la provincia de Loja, al sur de Ecuador. Es la urbe más austral de este país sudamericano y se le conoce como “el valle sagrado de la longevidad”.
Lo de “valle sagrado” es justamente el significado de Vilcabamba en quichua. Y lo de la longevidad, se debe a que sus habitantes logran vivir más de 100 años, gozando de buena salud.
Este paraje de la Sierra ecuatoriana ganó su fama a nivel mundial en la década de 1970, cuando “se desplegó un estudio de varios científicos del mundo”, que se interesaron por investigar y descubrir la razón de esa larga vida, dijo, en entrevista con RT, el presidente del Gobierno Autónomo Descentralizado (GAD) Parroquial de Vilcabamba, Carlos Ortiz.
Con el tiempo, el número de longevos de más del centenar de años ha mermado. Ahora, hay 47, según precisa el dirigente, de los aproximadamente 7.200 habitantes que tiene la ciudad.
“Lamentablemente, hace algunos días atrás, Vilcabamba perdió a uno de sus longevos, con 110 años de edad”, contó el entrevistando, e indicó que quedan algunos hasta con 108 años, que “están bien” y eso es lo que considera “curioso”.
Llegar a la tercera edad
Sin embargo, sigue siendo destacable, dice Ortiz, que en la actualidad las personas de este lugar “llegan a la tercera edad con una salud física y mental muy buena, es decir, pueden desarrollarse en cualquier actividad”.
Señaló que en la urbe hay un centro de adultos mayores, que aloja a personas de entre 80 y 95 años, “donde ellos hacen sus cosas por sí solos, practican la agricultura orgánica, el tema de hacer algunas artesanías, tienen un grupo de danza”.
Las personas de la tercera edad tienen una importante participación en los actos culturales de la ciudad, como los carnavales, en febrero, y las fiestas en honor al Sagrado Corazón de Jesús, que tienen lugar en la última semana de julio.
Otro de los puntos destacables de esta ciudad de mayores es que “no hay un número elevado de personas con enfermedades cardiovasculares”, enfatiza Ortiz.
Ocurre un efecto contrario en el resto del país, donde, justamente, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad. En el 2019, el 26,49 % de las defunciones en Ecuador fueron por esta causa, según datos proporcionados por el Ministerio de Salud Pública.
El agua
El dirigente señala que “siempre ha existido ese misterio de descubrir qué es lo que hace vivir tantos años a las personas” en esta pequeña urbe de Ecuador.
Una de las causas a la que se le atribuye esto está relacionada con el agua del lugar, que contiene, entre otros, minerales como oro y plata coloidal, así como magnesio y calcio.
Esto se ha encontrado en las vertientes de los ríos Chamba y Uchima, y en los múltiples arroyos que atraviesan el valle sagrado.
De acuerdo con Ortiz, el agua que llega a Vilcabamba “nace en la parte alta de la Cordillera de los Andes y no hay contaminación” en su recorrido a esta localidad. Indicó que en la mayoría de los barrios consumen esta agua “que tiene un sistema de tratamiento, pero mínimo”, aunque la que va al centro de la ciudad sí es potabilizada.
“Hay un barrio céntrico de Vilcabamba, que se llama Los Huilcos, ese barrio tiene un sistema de agua subterránea […] apta para el consumo”, precisa Ortiz.
De momento sigue sin comprobarse al 100 % la contribución del agua como favorecedor para la longevidad. El dirigente indicó que, actualmente, una universidad —cuyo nombre decidió reservar— realiza estudios sobre genética para ahondar y tratar de determinar el motivo.
Clima y vida sana
Hay gente que señala otros factores, como el clima, la ubicación del valle, la alimentación y el ejercicio físico de sus habitantes.
Ubicada en la parte sur de la Sierra de Ecuador, a unos 1.500 metros sobre el nivel del mar, Vilcabamba tiene un clima subtropical seco, que varía entre los 16 y los 23 grados centígrados al año.
“Estamos ubicados en un valle privilegiado, porque las zonas cercanas, algunas, si no son muy calientes son demasiado frías, es decir, no tienen ese punto medio que tiene Vilcabamba”, resalta Ortiz.
En esta localidad, entre los principales atractivos turístico naturales está el Cerro Mandango, una especie de “dios acostado”, según dice el dirigente, aunque también lo relacionan con la “cara de un inca”; así mismo están sus ríos y la cascada El Palto.
Existen también unos yacimientos arqueológicos, que se encuentran en el sector Taranza, de la época de los incas (1460–1532). Por ello, desde el GAD están trabajando para lanzar, junto con el Ministerio de Turismo del país, este destino que, dice Ortiz, serán las “Ruinas de la ciudad de Taranza”.
En Vilcabamba, además, se practica la agricultura ecológica, donde se produce alimentos sanos, que se comercializan, principalmente, en una feria que se realiza cada sábado.
“Es uno de los pueblos que apunta a eso, a ser uno de los pocos donde no se utilicen los químicos (en las siembras) para evitar, justamente, la contaminación y permitir que Vilcabamba siga conservándose como un destino de salud”, enfatiza Ortiz.
Sus habitantes tienen una dieta bastante sana, con una alimentación baja en grasa y con alto contenido de fibra, con legumbre, granos, hortalizas y cereales. A esto se le atribuye la bajísima indecencia de enfermedades cardiovasculares.
Aunado a ello, hay la sana costumbre de salir a caminar o trotar a tempranas horas de la mañana. “Desde las 5:00 de la mañana, mucha gente está ya caminando en diferentes sectores, es muy natural en Vilcabamba”, añade el dirigente. Lo que se suma con el esforzado trabajo en el campo.
Extranjeros en el lugar
Con la fama que ganó hace varias décadas y que conserva, Vilcabamba, a nivel mundial, es conocida como un destino para personas jubiladas y para mejorar la salud.
Basta recorrer su calles para darse cuenta de la gran cantidad de extranjeros en el lugar, justamente seducidos por esa larga vida que otorga este valle.
“Hay muchos testimonios de personas extranjeras que han llegado a Vilcabamba, algunos sin poder caminar, utilizando su silla de ruedas eléctrica, otros con muletas, otros con obesidad y en un año o año y medio después ya tienen una vida normal, caminando, andando en bicicletas, es curioso”, dice Ortiz.
Esos testimonios han atraído a más personas al lugar. Unos se han quedado a vivir, mientras que otros pasan algunos meses. El dirigente calcula que hay alrededor de unas 1.000 extranjeros que ya se radicaron de manera permanente.
De acuerdo con Ortiz, la mayoría de los foráneos provienen de EE.UU. y Canadá, pero también hay alemanes e italianos; y, en un número menor, hay gente, incluso, de Corea del Sur.
Fuente: RT