Brayan Rosario lleva puesto su uniforme escolar, el único elemento que sugiere que está en jornada lectiva, ya que el curso es virtual en la República Dominicana y está tomando la lección a través del único televisor que hay en su casa, en el humilde barrio Capotillo, de la capital.
La señal no es buena, pero él y sus hermanos pueden considerarse unos privilegiados, ya que en muchos de los hogares de su barrio ni siquiera hay televisión, mucho menos internet y la electricidad no llega de forma continua, dificultades añadidas para el año lectivo que comenzó de forma telemática esta semana.
Así que no es raro ver, en pleno horario de clases televisadas, a muchos chicos jugando en una cancha de baloncesto o zascandileando por esas calles de tierra, sin que sus progenitores tengan la más remota idea de cómo manejar la educación de sus hijos.
Otras madres, con escasos conocimientos o incluso analfabetas, hacen denodados esfuerzos por conseguir vía Whatsapp las explicaciones de la maestra mediante notas de audio para ayudar a sus hijos con las tareas ahora que no pueden acudir a la escuela.
PETICIÓN DE CLASES PRESENCIALES
Diversos líderes comunitarios y directores de escuelas de Capotillo han comenzado a movilizarse para solicitarle al Ministerio de Educación que permita las clases presenciales en el barrio.
De lo contrario, este curso se perderá para los estudiantes de la zona, unos 6.500 sin contar con los colegios y escuelas laborales del sector, explicó a Efe el dirigente magisterial y promotor de la iniciativa, Rafael Rosario, que considera que el sistema ideado por el Gobierno supone “un fracaso”.
Una de las opciones que barajan es que los alumnos puedan acudir a los centros en días alternos, de forma que se pueda garantizar la distancia física en las instalaciones.
Hasta el momento, el Gobierno ha denegado peticiones similares formuladas por los colegios privados, dando prioridad a la lucha contra la covid-19, que en el país ha causado 2.274 muertes y 131.636 contagios desde el pasado marzo.
Mientras, las pequeñas estancias de las infraviviendas hacen las veces de aulas. Algunos tienen la suerte de apretujarse con sus hermanos en una mesa, otros siguen las lecciones desde la cama o directamente tirados en el suelo, cuadernillo y lapicero en mano.
EL PLAN EDUCATIVO
El plan educativo que, paradójicamente, tiene entre sus propósitos cerrar la brecha de calidad entre escuelas públicas y colegios privados, planea una inversión de 50.000 millones de pesos (cerca de 855 millones de dólares).
Del monto total, 27.000 millones de pesos (unos 465 millones de dólares) irán a la compra de portátiles y tabletas para alumnos y docentes mediante un proceso de licitación que se lanzó coincidiendo con el comienzo del curso.
Mientras, se trabaja en la mejoría de la conectividad, dadas las carencias del sistema de telecomunicaciones dominicano, uno de los principales escollos del plan, tal y como queda demostrado en este sector de Capotillo.
Fuente: EFE