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Para México, la elección presidencial en EE.UU. es un mero cambio de formas

MEXICO-EEUU

El internacionalista de la Universidad Iberoaméricana de México, Mauricio Mescholaum describe en dos estampas las expectativas de México sobre el resultado de la ya muy cercana elección presidencial –este 3 de noviembre- en Estados Unidos.

“[Andrés Manuel] López Obrador a pocas cosas les tiene miedo, y una de ellas es a Trump. Lo que AMLO ha sabido hacer  es ir llevando la relación, cuidando muchísimo, y eso lo hizo bien, no enfrentarse con Trump, porque cuando lo haces no necesariamente sales ganando. Trump se mueve muy bien en el conflicto, es lo que quiere y constantemente lleva ahí a los actores internos y externos”, apunta Mescholaum.

El analista rememora cómo el mandatario estadounidense ha tenido enfrentamientos con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, “lo vimos con Angela Merkel de Alemania y con Theresa May de Inglaterra, cuando se confrontan con él no acaban muy bien”, agrega.

En cambio, contrasta el experto, el hecho de tener una presidencia distinta con Joe Biden, mucho más tradicional, de respeto a reglas diplomáticas e instituciones internacionales, no es cosa menor, es importante en términos de predicción, de qué puedes esperar de una relación bilateral tan importante. “Porque eso de tener las expectativas en tu mano reduce la incertidumbre. Y eso puede ser vital para temas como la inversión en nuestro país o variables financieras como el tipo de cambio y tasas de interés”.

La no confrontación

El académico reflexiona sobre lo ocurrido en dos años con Trump, de cara a la elección presidencial. Sostiene que el presidente de México “tomó la decisión de no entrar en el juego de la confrontación, sino de decir voy a llevar la relación tranquila porque ésta es estratégica y no funciona entrar en conflicto con Trump.

Pero para eso López Obrador tuvo que ceder en varios aspectos. Uno muy claro fue detener a las caravanas migrantes e imponer a la fuerza a la Guardia Nacional para frenar esos flujos migratorios, que para Trump eran particularmente filosos porque estaban en el corazón de su agenda política. AMLO entendió eso y dijo ‘ni modo, voy a tener que ceder y detener aquí el problema migratorio aun con las acusaciones de tener que ser duro con los migrantes, con tal de no enfrentarme con Trump’”.

Lo que eso ocasionó, precisa Mescholaum, fue que la relación entre AMLO y Trump se volviera bastante tersa, bastante amable. “Lo vimos en la visita del mexicano a Washington, en la que se echaron flores mutuamente. Desde esa perspectiva uno diría, bueno, ya AMLO está muy cómodo así. Y tejer ahora una relación con un nuevo presidente, a quien no conoce ni tiene experiencia en el trato, sería más complicado”.

Sin embargo, subraya el especialista, independientemente de que en lo personal AMLO haya podido, haya sabido sobrellevar esta relación, no significa que México no la haya padecido. “Tuvimos momentos muy complicados que afortunadamente se pudieron resolver, aunque estuvimos a nada de no resolverlos”.

Las expectativas

Hay que decir que la intensidad de la relación entre México y Estados Unidos se refleja en algunos datos duros: comparten 3.200 kilómetros de frontera, se calcula que 38,5 millones de residentes en Estados Unidos son de origen mexicano y el intercambio comercial tan solo en 2019 fue de $614.500 millones de dólares, sin olvidar la colaboración en temas como seguridad y crimen transfronterizo.

El internacionalista de la Iberoamericana apunta que hay factores de política interior y exterior en Estados Unidos que realmente no se mueven mucho habiendo un presidente u otro. Lo que se mueve mucho, dice, son las formas de llegar a distintas metas; por eso hay muchos asuntos que con Trump han caminado a pesar de su trato duro.

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Este punto de vista no es muy distinto de lo que piensa un ciudadano común en México. Un trabajador de limpieza llamado Víctor Manuel Ortiz Montero dijo a la Voz de America que “si gana Trump va a seguir con su carrera en contra de los latinos o hispanos, va a seguir pensando que es imparable, puesto que si ya los demócratas no pudieron detenerlo en su propio país, pues no habrá quien lo pueda detener”.

¿Será perjudicial para México que gane Trump? se le pregunta a Ortiz Montero, a lo que responde que “el presidente Trump no es tonto, sabe que no puede hacer nada en contra de México. Económicamente, para todo el norte de América sería un golpe muy duro si rompiera relaciones con México”

En cuanto a una posible vitoria de Biden, este ciudadano contesta que “el otro candidato realmente para la mayoría de los mexicanos es desconocido”. “No me he fijado bien lo que está pretendiendo, cómo lo va a hacer. Lo único que pretenden es quitar al presidente Trump de la silla de la Casa Blanca, pero no sé qué podría pasar si gana el candidato demócrata”, agrega.

Asimismo, Antonio León Morelos, propietario de una cafetería. Cree que si gana Donald Trump “las políticas seguirán igual, las mismas políticas económicas y migratorias,  seguirían su mismo curso. Yo creo que Joe Biden convendría más a México porque tiene políticas más flexibles sobre todo en la cuestión migratoria”.

El internacionalista Mescholaum explica que hay consensos bipartitos o preocupaciones enormes en el electorado estadounidense, trátese de demócratas o republicanos, que son importantes en la agenda independientemente de quien esté en la Casa Blanca. El tema de migración, agrega, es un claro ejemplo de consenso bipartito, como preocupación general, aunque las encuestas marquen que las mayores preocupaciones de este momento son el Covid-19 y la economía.

De forma coincidente, Martha Bárcena, embajadora de México en Washington, señala que tras el proceso electoral estadounidense vendrá un proceso para trabajar en otros temas centrales en la relación bilateral, tales como migración, seguridad, economía, comercio y política exterior. Aseveró que el gobierno mexicano trabajará con Estados Unidos, independientemente de quién triunfe en la elección, porque los dos países “tienen intereses permanentes y una agenda complejísima”.

Para la diplomática, el aspecto más relevante de las presidenciales de Estados Unidos es que serán un parteaguas en la relación con México, pues el ciclo de quien resulte triunfador coincidirá con el cierre de la administración de López Obrador. Considera que esta situación y el contexto por la crisis sanitaria a causa de la COVID-19 representan grandes oportunidades para afianzar y aprovechar las oportunidades que se abren para ambas naciones.

La coyuntura

Hay un tema coyuntural que ha surgido en la escena política norteamericana. Se trata de las detenciones ni más ni menos que de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad en el sexenio de Felipe Calderón, y de Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional en el periodo de Enrique Peña Nieto Nieto, por su presumible involucramiento en el narcotráfico.

Por eso la Voz de América le preguntó al presidente López Obrador si cree que las detenciones beneficiarían la campaña de algún candidato presidencial estadounidense. Contestó: “Yo creo que no, porque ya está por finalizar la campaña y porque el tema de México se salió de la agenda, afortunadamente. Ya les explicaba yo que son otros los temas que están debatiendo y espero que no se incluya el tema de México”.

AMLO explicó a la VOA que “hay un cambio sustancial en las campañas. No hay el cuestionamiento a México que hubo en la campaña pasada… no es un tema México, sobre todo las expresiones, la descalificación a los mexicanos, eso ha sido muy diferente, ya no hay eso y eso lo agradezco”.

López Obrador recordó que “Cuando fui a la Casa Blanca y escuché al presidente Trump hacerle un reconocimiento a los migrantes mexicanos, a nuestros paisanos que llegan a trabajar, que invierten, que contribuyen, generan empleos, apoyan el progreso de Estados Unidos, creo que eso no se había escuchado en mucho tiempo. Y siento que fue del agrado de muchos mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos. Entonces, es un discurso distinto. Esa es la política que queremos nosotros mantener con Estados Unidos, una relación de cooperación y de respeto mutuo, no de descalificaciones. Espero que estos asuntos no se mezclen con lo electoral”.

Escenario Trump

Mauricio Mescholaum propone “pintar este escenario: si Trump gana, podemos ver más o menos una continuidad de su política de contención a la migración y también en el trato a veces francamente rudo o ríspido con sus vecinos como Canadá o México. Pero en la medida en que nuestro gobierno le sepa dar juego al cederle en aspectos que para él son muy relevantes, en esa medida podemos obtener un trato relativamente aceptable o favorable”.

Anticipa que si Trump se mantiene, va a seguir adelante en temas migratorios como la construcción del muro y asegurarse de que los números de migrantes que cruzan se reduzcan; habrá más políticas de corte duro, dice, como el manejo de la separación de familias -que según se ha sabido recientemente ha llevado a las autoridades a no ser capaz de localizar a los padres de 545 de menores– o la contención de las caravanas de migrantes para asegurar que nuestro gobierno esté haciendo su trabajo.

La embajadora Bárcena considera que en lo que toca a migración, la visión de ambos países no es coincidente, pues Estados Unidos lo ve como un tema esencialmente de seguridad y para México es un tópico social y económico.

Según ella, la migración en parte es una de las fuentes de renovación demográfica en la población de Estados Unidos, a diferencia de lo que pasa en naciones europeas, que han comenzado a envejecer. En este tema, considera, “ha habido mucha hipocresía” por parte de las administraciones estadounidenses debido a que pese a todo, dejan pasar a miles de migrantes indocumentados, porque representan una mano de obra necesaria, y a la vez son vulnerables y más baratos que si se les permitiera el ingreso regulado.

Respecto la firma del Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), la embajadora mexicana en EE.UU. recordó que en 2019 el intercambio comercial entre México y Estados Unidos alcanzó los $614 mil millones de dólares, y los tres estados de aquel país que son los principales socios comerciales fueron Texas con $219 mil millones de dólares, California con $79 mil millones de dólares y Michigan, con $69 mil millones de dólares.

Para dar una idea del alcance de esas cifras, destacó que tan sólo el comercio entre México y Michigan fue igual al de Estados Unidos con Brasil y mayor al que tuvieron el año pasado Reino Unido y China.

La coyuntura actual, apuntó, brindará nuevas oportunidades para el incremento del comercio bilateral, por lo que México tendrá que hacer esfuerzos para ampliar y robustecer su infraestructura, así como para capacitar a su material humano.

Según Bárcena, el balance ante las diferencias entre las administraciones de López Obrador y Trump, es que se lograron convergencias en los dos primeros años de gobierno del mexicano y los dos últimos del estadounidense, como la entrada en vigor del Tratado México, Estados Unidos y Canadá.

Laura Pérez Cisneros, periodista y analista de temas internacionales en Grupo Fórmula opinó que gane Trump o Biden, lo primero que harán es” arrancar la locomotora” de la economía y darle prioridad tanto a empresas como a trabajadores estadunidenses. Pero ese caso, argumenta, México tiene una situación de ventaja respecto a otros países por ser uno de los principales socios comerciales de EE.UU.. “Tenemos firmado el T-MEC y eso nos va a beneficiar si arranca la economía de EE.UU.”, asegura.

En cuanto a la situación de los mexicanos, sostiene que Trump no tiene por qué cambiar la estrategia de negociar con amenazas y que eso lo va a seguir haciendo para obtener su anhelado muro. “Va a restringir las visas de trabajo. La situación de los dreamers volvería a la incertidumbre porque Trump buscaría la forma de no dar tantas facilidades para todos los soñadores”.

Cree en cambio que si gana Biden, “él ya dijo que impulsará una reforma migratoria integral y, si la Cámara de Representantes y el Senado son de mayoría demócrata, esto abriría el camino para que esa anhelada reforma sea una realidad”.

Considera que, de ganar el candidato demócrata, podría impulsar una revisión del apartado ambiental del T-MEC, ya que la senadora Kamala Harris, quien sería la vicepresidenta, votó en contra del acuerdo comercial.

El internacionalista Mescholaum resume que con Trump habría más o menos una continuidad viendo episodios como los que hemos visto en los últimos cuatro años en política migratoria. Se verá que él quiere pasar a la historia como un presidente que cumple sus grandes compromisos de campaña original de 2016, apunta. En esa medida, México seguiría siendo su instrumento para llevarlo a cabo.

“Hemos notado que cuando algo le sale mal, cuando alguna situación internacional se le complica, voltea rápidamente a México porque finalmente es un país donde sí ha conseguido logros en términos de sus promesas, que puede presentar. Un ejemplo es que cuando el acuerdo comercial con China no le salió como hubiera querido, cuando no ha sentado a los iraníes a renegociar el acuerdo nuclear,  cuando no ha conseguido sus objetivos de doblegar a Europa, entonces voltea hacia México, donde se firmó el T-MEC y pudo construir un cacho [poco] de su muro. Esa es la forma en que regresa a México”, asevera el internacionalista.

Escenario Biden

Para Mescholaum, en el caso de que gane Joe Biden muchas de las formas van a cambiar, “como la política exterior de Trump a través de tuitazos”. “Las amenazas de imponernos aranceles y el colocarnos contra la pared y desde ahí querer negociar. Eso será muy distinto con una administración como la de Biden. Más bien se podría esperar que use más los mecanismos multilaterales, que use más las instituciones para resolver las disputas, las formas diplomáticas más comunes y más usuales, con un trato más amable, más amigable”, agrega.

Considera que con Biden habría más declaraciones formales de prensa y no tanto por Twitter, visitas mutuas; en definitiva, una diplomacia más tradicional con respeto a las instituciones. “Pero aquí hay que entender algo –advierte-, que no puede verse laxo en materia migratoria, si bien su foco no estará en construir más muro. Va a tener una presión enorme si se siguen acumulando, como ha ocurrido, los picos de migrantes que proceden de Centroamérica. Una enorme presión por contenerlos y hacer que México cumpla su parte”.

En otros temas, como la seguridad, añade el experto, se ha visto que sea republicano o demócrata, el presidente de EE.UU. tiene la presión de intentar garantizar que el problema de seguridad de México no se corra a su lado de la frontera. Es de esperar que aun con formas aceptables y mejor trato, sí habrá la intención de presionar al país para que contenga el problema del crimen organizado en general, no sólo narcotráfico.

En este punto, la embajadora Bárcena estuvo de acuerdo en que el tema de seguridad es sin duda “el dolor de cabeza de la relación bilateral”, ya que Washington ha insistido desde hace décadas en parar el tráfico de drogas, mientras que México demanda frenar el tráfico ilícito de armas y el flujo de dinero irregular, que terminan en poder de los grupos del crimen organizado.

Consideró que el tema no se limita únicamente a ese tráfico, también incluye el manejo de aduanas, puertos de entradas, evitar el tráfico de personas. Y recordó que el enfoque del presidente López Obrador en torno a la seguridad es muy diferente al de Estados Unidos.

“Más que punitivo, es un enfoque donde sí se persigue legalmente a las organizaciones criminales, pero también está basado en la seguridad ciudadana, en el fortalecimiento de las instituciones y en la cohesión social”.

El internacionalista Mauricio Mescholaum subraya que hay otros temas más en común que México podría aprovechar de una administración con Biden como fortalecer los mecanismos multilaterales, los principios de solución pacífica de las controversias, la no proliferación de las armas, cosas que podrían encontrar un mejor eco con el exvicepresidente.

Opina que Biden va a tener presiones geopolíticas muy importantes porque la rivalidad EE.UU.-China, EE.UU.-Rusia persistirá, y las tendrá que lidiar de otra manera. Anticipa que en esto, México va a formar parte del Consejo de Seguridad de la ONU en los próximos dos años “y eso va a generar tensiones con EE.UU., independientemente de quién esté a cargo de la presidencia”.

Por eso, considera, es de esperarse que una administración Biden dé un voto de confianza y devuelva a su lugar a las instituciones internacionales, como la ONU. “Pero no significa que nosotros vamos a evadir las tensiones si la superpotencia encuentra momentos en que el Consejo de Seguridad le quiera detener alguna iniciativa”.

Pone como ejemplo de lo que podría suceder en el futuro el caso de que Washington presionó muy duro para el embargo de armas en Irán y el Consejo de Seguridad no se lo aceptó. Mescholaum considera que, en principio, México va a ir con el Consejo, no con EE.UU.; no se plegará a sus intereses, dice, lo que puede generar choques o tensiones.

Fuente: VOA

 

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