A nadie le gusta la exposición a temperaturas extremas, pues el ser humano tiene un termostato interno que le avisa cuándo un ambiente no es favorable, con el fin de que lo abandone antes de que sufra perjuicios. La intolerancia al frío es un caso extremo de la expresión de este mecanismo.
Más allá de una falta de prendas gruesas o unas temperaturas ambientales muy bajas, esta situación puede darse debido a patologías como la anorexia, el hipotiroidismo o una mala salud en general. ¿Qué hacer ante este preocupante signo? A continuación, lo detallamos.
¿Qué es la intolerancia al frío?
El hipotálamo es una región del encéfalo que —junto a otros mecanismos fisiológicos— actúa como termostato interno en los animales, pues envía señales que fomentan o inhiben la producción de hormonas e influye de forma directa en la temperatura corporal humana.
Además de esta región del encéfalo, el sistema circulatorio, la glándula tiroides y la cantidad de grasa corporal son otros moduladores claros de la temperatura interna. Si alguno de estos falla por cualquier motivo, se puede propiciar la aparición de intolerancia al frío.
¿Cuáles pueden ser las causas?
Como hemos visto, cualquier patología que comprometa a la tiroides, al sistema circulatorio, a la cantidad de grasa corporal o al hipotálamo podrá favorecer la aparición de intolerancia al frío. A continuación, ponemos algunos ejemplos prácticos, recogidos por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.
Anemia
La falta de hierro en sangre deriva en un transporte deficiente de oxígeno a los tejidos corporales. Esto puede causar debilidad, intolerancia al frío, fatiga y dolores de cabeza en la persona. Según fuentes médicas, este trastorno suele controlarse mediante la administración de complementos de hierro.
Anorexia nerviosa
La anorexia se caracteriza por una pérdida de peso desmedida en base a la estatura y edad del paciente. Algunos estudios estiman que, por desgracia, en ciertas poblaciones una de cada 100 personas sufren esta patología.
La grasa corporal actúa como aislante térmico y como reserva de energía y calor ante situaciones de estrés ambiental. Por esta razón, presentar un índice de masa corporal (IMC) bajo puede traducirse en intolerancia al frío, entre otros síntomas de índole diversa.
Hipotiroidismo
La intolerancia al frío es un síntoma típico de hipotiroidismo. Cuando la glándula tiroides no produce suficiente hormona tiroidea, el paciente experimenta fatiga, cansancio, sensación de frío, piel seca, caída de cabello y dificultad de concentración.
Otras causas
Estamos ante un signo de etiología multifactorial, pues muchos eventos y patologías subyacentes pueden propiciarlo. Te presentamos, de forma somera, algunos más:
Deshidratación.
Falta de sueño.
Problemas circulatorios.
Enfermedades graves y crónicas.
Mala salud general.
¿Cuándo acudir al médico?
En general, ante cuadros clínicos de fatiga, intolerancia al frío, falta de concentración y malestar general, siempre es buena idea acudir al médico. También se hace esencial una visita inmediata a un profesional si al exponerte al frío te salen ronchas o manchas epidérmicas, pues esto es un signo de urticaria al frío.
¿Cómo se diagnostica la intolerancia al frío?
El diagnóstico de este raro signo se hace mediante anamnesis y un examen físico. En primer lugar, el profesional sanitario realizará al paciente preguntas como las siguientes:
¿Has sido intolerante al frío siempre o es un evento reciente?
¿Has estado empeorando en estos últimos tiempos?
¿Con qué frecuencia te quejas de tener frío y tu entorno dice no sentirlo?
¿Cómo es tu dieta y cuál es tu estado general de salud?
Todas estas cuestiones buscan, en resumen, conocer si la intolerancia al frío es un evento nuevo o está presente «desde siempre» en el paciente. El periodo de anamnesis se complementará con un examen físico, el cual puede verse apoyado con otras pruebas más exhaustivas, como una analítica de sangre o el cálculo de la concentración de hormonas tiroideas.
Tratamiento y recomendaciones
Debemos tener claro que la intolerancia al frío es un signo o síntoma de otra enfermedad subyacente, por lo que el tratamiento consiste en solucionar la patología primaria. Por esta razón, no existe un tratamiento común para todos pacientes con este síntoma.
Lo que sí que puede hacer el individuo afectado —como es lógico— es protegerse del frío lo máximo que pueda. Esto incluye lo siguiente:
Evitar salir a la calle durante la noche o en las primeras horas de la mañana.
Utilizar varias capas de ropa.
Aplicar calor en sus zonas corporales más frías mediante mantas eléctricas.
¿Qué hay que recordar sobre la intolerancia al frío?
La intolerancia al frío se puede presentar como manifestación clínica de muchos problemas de salud. A menudo, se acompaña con otros síntomas, como fatiga, dolor de cabeza y malestar general. De ser así, y sobre todo si el episodio se repite, lo mejor es acudir al médico.
El tratamiento de esta condición dependerá en gran medida de su causa. Por eso, el médico realiza un examen físico, un interrogatorio y algunas pruebas complementarias.
Fuente: Mejor con Salud