Cuando caen las temperaturas hay que elevar las defensas orgánicas para afrontar en las mejores condiciones posibles los embates de las enfermedades respiratorias, a las que ahora se suma el COVID-19.
Y algunos alimentos pueden ayudar de manera natural en estas funciones protectoras, de acuerdo a algunos nutricionistas.
Estefanía Ramo, nutricionista y tecnóloga de Alimentos del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) y Rubén Bravo, dietista experto en nutrición y gastronomía del IMEO, describen que “algunos alimentos accesibles a toda la población contienen numerosos nutrientes capaces de influir positivamente en el sistema inmune”, y explican además cómo nos benefician esos alimentos y cómo podemos incorporarlos a nuestra alimentación habitual.
Almendras, dulces aliadas de la inmunidad
“Las almendras son ricas en minerales como el cobre, que puede contribuir en la respuesta antimicrobiana de los macrófagos; y el selenio, esencial para una respuesta correcta, tanto del sistema inmunitario innato como del adquirido”, de acuerdo a Ramo y Bravo.
Indican que, además de hierro, este fruto seco contiene zinc, un mineral que ejerce una multitud de efectos sobre numerosos tipos de células inmunitarias, y tiene un efecto directo sobre el número y la función de los macrófagos.
Los expertos recomiendan incorporarlas a la dieta “como ingrediente en las ensaladas o como alternativa a las comidas de media mañana o la merienda, siendo la mejor forma de consumirlas crudas o ligeramente tostadas”.
Salmón y otros pescados, la protección que llega del mar
“Este pescado contiene ácidos grasos omega 3, que ayudan a reforzar el sistema inmunitario y también vitaminas del grupo B (B2, B3, B6, B9, B12), que cumplen funciones reguladoras de la respuesta inmunitaria de nuestro organismo frente a posibles ataques externos de virus y bacterias”, explicaron Ramo y Bravo.
Apuntan que la vitamina A tiene un papel importante en la regulación del sistema inmunitario, tanto el innato o inespecífico (las defensas orgánicas con las que nacemos) como el adquirido o secundario, es decir la inmunidad que se desarrolla al exponernos a diversas sustancias denominadas antígenos, que provocan una respuesta defensiva del organismo.
Según estos expertos, la vitamina D es un potente modulador del sistema inmunitario, interactúa con la mayoría de las células de dicho sistema y también mejora la inmunidad innata al intervenir en la formación de los macrófagos, células sanguíneas inmunitarias de gran tamaño, que “engullen” y destruyen a los agentes patógenos o sustancias extrañas.
“El salmón también contiene hierro, un mineral cuyo déficit en el organismo afecta a la correcta función de las defensas orgánicas, principalmente deprimiendo determinados aspectos y funciones celulares, como la secreción de unas proteínas inmunitarias llamadas citoquinas”, añaden.
Espinacas, fuerza “verde” contra la infección
Las espinacas son hortalizas de hoja verde, ricas en cobre, hierro y zinc. Son grandes aliadas de nuestro sistema inmunitario, según los nutricionistas del IMEO, quienes aconsejan comerlas como guarnición en comidas y cenas acompañando a alguna carne magra o pescado azul, en crudo o como complemento de ensaladas, para aprovechar al máximo su potencial nutritivo.
Estos expertos enfatizan que la popularmente llamada “verdura de Popeye” contiene “abundantes nutrientes, a la vez aporta pocas calorías. Puede ser una alternativa a la lechuga de la ensalada y nuestra recomendación es incluirla regularmente dentro de un modelo de alimentación variado y sano”.
Fuente: EFE