VOA
WASHINGTON, D.C. – A menos de dos semanas de las elecciones, el presidente de Estados Unidos, el republicano Donald Trump, y el candidato demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, protagonizarán este jueves un último debate antes de los comicios, un cara a cara que viene suscitando polémica desde hace semanas.
El encuentro, que tendrá lugar en la Universidad de Belmont, en Nashville, Tennessee, estará marcado sin duda tanto por el primer acalorado debate como por la pandemia, que no solo se ha convertido en el eje del debate político país, sino que ha impuesto una serie de restricciones y abierto un abanico de posibilidades que han acabado por poner en peligro su celebración.
“La principal audiencia para este debate van a ser las respectivas bases de cada candidato. Me refiero a que, llegado a este punto, es una batalla por la participación en la que cada parte quiere movilizar a sus propios seguidores; pueden ver que ya no hay grandes números de indecisos, así que hay pocas posibilidades de persuadir a la gente”, señaló en declaraciones a la Voz de América el analista político Darrell West.
Después del acalorado debate entre Trump y Biden el pasado 29 de septiembre, un encuentro marcado por las constantes interrupciones, la Comisión de Debates Presidenciales (CPD, por sus siglas en inglés) anunció que adoptaría una serie de medidas para garantizar una conversación más fluida en los siguientes eventos.
A pesar de las quejas del candidato republicano, fue precisamente su contagio por COVID-19 lo que acabó por determinar las reglas para un segundo debate, entre las que destacaba el hecho de que ambos contendientes participaran de manera remota. Trump se negó categóricamente a participar de forma virtual.
Finalmente, la CPD decidió cancelar el encuentro y tanto Trump como Biden optaron por protagonizar sendos foros televisados, a la misma hora que debía celebrarse el debate y en canales rivales. En la batalla por las audiencias, el demócrata se proclamó vencedor con más de 14 millones de espectadores, frente a los 13,5 del republicano, según datos de la empresa de control de audiencias Nielsen.
Con Trump ya recuperado, ambos candidatos han aceptado participar en un último debate que, una vez más, no vuelve a estar exento de polémicas, en esta ocasión por cuenta de la moderadora, la periodista Kristen Welker, de la cadena NBC, y por los temas a tratar durante el encuentro.
“Participaré, pero es muy injusto que hayan cambiado de temas y es muy injusto que, una vez más, el presentador sea alguien totalmente parcial”, lamentó el presidente en declaraciones a los periodistas el lunes.
Por su parte, el equipo de campaña del exvicepresidente, a través de su portavoz TJ Ducklo, ha acusado al mandatario de “estar más preocupado por las reglas del debate que por conseguir la ayuda que necesita un país en crisis”, según declaraciones recogidas por el portal Politico.
Los temas a abordar serán: la lucha contra la COVID-19, las familias estadounidenses, la situación racial en el país, el cambio climático, la seguridad nacional y liderazgo.
Mientras que Biden ha optado por suspender este miércoles su campaña electoral para prepararse de cara al debate, Trump ha mantenido su agenda habitual y esta noche celebrará un mitin en Gastonia, Carolina del Norte.
El otro gran punto de fricción es la decisión de la CPD de implementar un sistema que permita apagar el micrófono de los candidatos en caso de que excedan su turno de palabra. Trump ya se mostró opuesto a semejante posibilidad tras el primer debate, acusando a la comisión de querer favorecer a su oponente, algo que numerosos expertos ponen en duda.
“La comisión de debate es un grupo no partidista de individuos que se juntan cada cuatro años para planificar estos debates. Generalmente su papel no es controversial”, opinó el analista West. “Este año ha sido inusual porque Trump no solo ha atacado a los medios, sino que también atacó cómo la comisión organiza estos debates; aunque, ya sabes, es parte de su estrategia general de atacar a quien hace algo que no le gusta”.
Durante el debate, que tendrá lugar a las 21:00 hora local (01:00 GMT del jueves) ambos candidatos tendrán 90 minutos para departir sobre la selección de temas clave para el electorado estadounidense. El tiempo del debate se dividirá en segmentos de 15 minutos cada uno, en los que cada candidato contará con dos minutos para hacer declaraciones ininterrumpidas antes de entrar en una conversación abierta.