Un violador de niños condenado fue azotado hasta que colapsó en la ciudad indonesia de Banda Aceh bajo las estrictas leyes de la Sharia de la provincia. El hombre, nombrado solo como Roni en los informes locales, debía ser golpeado 169 veces con un bastón de mimbre en un edificio público el jueves, pero cayó después de 52 golpes.
Los médicos forenses dictaminaron que no estaba en condiciones de continuar, lo que significa que será golpeado por segunda vez, cuando se le administren los 117 latigazos restantes. Roni ya había cumplido seis meses de cárcel antes de que se llevará a cabo la golpiza, que había reducido su sentencia de 175 a 169, un latigazo por cada mes tras las rejas.
“Cuando lo azotaron 52 veces, lo encontraron en la espalda derecha con grandes ampollas, si continuaba y era golpeado, los vasos sanguíneos podrían estallar y sangrar”, dijo uno de los médicos a IDN Times .
“Es mejor si lo posponemos hasta que la recuperación sea buena y el convicto pueda ser castigado nuevamente”, dijeron las autoridades locales.
Roni fue azotado junto a cinco personas que habían sido condenadas por juego, y cada una recibió ocho latigazos con el bastón. Los azotes se utilizan para castigar una variedad de delitos en Banda Aceh, la provincia más conservadora de Indonesia, y la única que basa su sistema legal en la ley Sharia.
Los médicos dictaminaron que Roni no estaba en condiciones de continuar con el castigo después de colapsar, lo que significa que tendrá que regresar por segunda vez cuando se le administren los 117 latigazos restantes.
Beber, tener una aventura amorosa y el sexo homosexual también pueden ser castigados con latigazos bajo el sistema legal.
La Sharia es la ley islámica, que forma parte de la fe surgida del Corán y los hadices, los dichos y acciones del profeta Mahoma. Su aplicación en la actualidad es objeto de disputa entre musulmanes conservadores y liberales, aunque algunos aspectos son ampliamente aceptados, como su aplicación al sistema bancario.
Los “hudud” son los castigos más duros, reservados para pecados como el adulterio, la violación, la homosexualidad el robo y el asesinato. Estos castigos raramente se llevan a cabo, ya que muchas ofensas deben quedar probadas por confesión o atestiguadas por varios hombres musulmanes adultos.
La sharia es la base de la legislación saudita y hasta hace muy poco era común que se aplicaran los “hudud” en público. La homosexualidad no solo es ilegal, sino también castigable con la ejecución, aunque la pena real suele quedar limitada a una paliza o la cárcel.
La decapitación y amputaciones con espada solían celebrarse los viernes. En casos extremos, como abusos a menores, el condenado era crucificado tras la ejecución.
Fuente: El Clarín