La Ópera Metropolitana de Nueva York anunció el miércoles la cancelación de toda la temporada 2020-21 debido a la crisis provocada por el coronavirus, prolongando una de las crisis más graves que ha enfrentado en sus 137 años de historia y manteniéndola a oscuras hasta el próximo mes de septiembre.
El gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, aún no autorizó la reanudación de los espectáculos en espacios cerrados.A través de un comunicado, la Ópera Metropolitana de Nueva York ha anunciado que no reabrirá sus puertas hasta “que una vacuna esté ampliamente en uso y se consiga la inmunidad colectiva”, según han anunciado.
El brote ha mantenido cerrada el teatro de 3.800 asientos desde mediados de marzo, lo que le quitó más de 150 millones de dólares en ingresos y dejó a aproximadamente 1.000 empleados de tiempo completo, incluida su orquesta y coro, sin sueldo sin paga desde abril. Ahora, con el virus todavía demasiado amenazante para permitir una reapertura en la víspera de Año Nuevo, como se esperaba, Peter Gelb, el gerente general del Met, está haciendo planes para adaptarse a un mundo transformado por la pandemia.
“El futuro del Met depende de que sea artísticamente tan poderoso como siempre, si no más”, dijo Gelb en una entrevista. “Las experiencias artísticas tienen que ser mejores que nunca para volver a atraer al público. Donde necesitamos recortar son los costos”.
El teatro tiene un presupuesto considerable que en 2018-19 alcanzó los 312 millones de dólares. Pero los ingresos de taquilla solo representaron 85 millones en ese período. La mayor fuente de ingresos de la institución proviene del mecenazgo.
Gelb dijo que el Met se ofrecería a comenzar a pagar a su fuerza laboral nuevamente durante este período oscuro si los sindicatos aceptaban contratos más reducidos. La revelación a principios de esta semana de que James Levine, el ex director musical de la compañía, había recibido un acuerdo de USD 3,5 millones después de que el Met lo despidiera en 2018, citando conducta sexual inapropiada, podría complicar las negociaciones.
La gran ópera es, de alguna manera, especialmente vulnerable a la pandemia: es tan costosa de producir que es financieramente casi imposible de realizar de manera sostenible para audiencias con capacidad reducida, y atrae a personas mayores, que se encuentran entre las más vulnerables al virus.