Los tapabocas se convirtieron en pilares para controlar la pandemia a principios de abril, después de que la creciente evidencia científica demostrara su efectividad para disminuir los contagios en los países asiáticos que experimentaron las primeras olas de Covid-19.
Desde entonces, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras instituciones de salud recomendaron su uso generalizado en el espacio público, reseñó el portal Muy Interesante.
Actualmente sabe que los tapabocas son eficientes para evitar que personas enfermas (especialmente las asintomáticas) expulsen las diminutas gotículas que contienen al virus cuando hablan, estornudan o tosen. También que puede ser efectivo para que las personas sanas filtren algunas de estas partículas en el aire que respiran.
Sin embargo, una nueva teoría sugiere que la protección que ofrecen los tapabocas va mucho más allá de filtrar las partículas del virus.
Científicos de la Universidad de California creen que el uso universal del tapabocas puede funcionar como una forma rudimentaria de inmunización conocida como variolación:
“Es posible que uno de los pilares del control de la pandemia de Covid-19, el enmascaramiento facial universal, pueda ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad y garantizar que una mayor proporción de nuevas infecciones sean asintomáticas. Si se confirma esta hipótesis, el uso universal de mascarillas podría convertirse en una forma de “variolación” que generaría inmunidad y, por lo tanto, ralentizaría la propagación del virus en los Estados Unidos y otros lugares, mientras esperamos una vacuna”, explicaron en un comentario científico publicado el 8 de septiembre en The New England Journal of Medicine.
Aunque aún son necesarios más estudios que prueben la relación entre la tasa de infección asintomática en áreas donde el uso de tapabocas es mayor, no hay duda de que la adopción generalizada de mascarillas es necesaria para detener la transmisión del virus.
Fuente: Muy Interesante