Tokio, EFE.- El producto interior bruto (PIB) de Japón se contrajo un 7,9 por ciento entre abril y junio respecto al trimestre anterior, según los datos revisados hoy por el Ejecutivo, que añaden una décima a la caída récord anunciada en la primera estimación.
Esta evolución se atribuye principalmente al impacto de la pandemia de coronavirus, y además de ser el tercer retroceso trimestral consecutivo constituye la contracción más pronunciada registrada por la economía nipona desde que existen datos comparables.
La ligera revisión de los datos se debe sobre todo a la inversión de capital corporativo, un componente del PIB que retrocedió un 4,7 % intertrimestral en los datos revisados, frente al descenso del 1,5 % estimado inicialmente.
En cambio, el gasto de los hogares, que supone más de la mitad del PIB nipón, se debilitó en un 7,9 % según los datos revisados este martes por la Oficina del Gabinete, que mejoran en tres décimas la estimación publicada a mediados del mes pasado.
Las exportaciones de bienes y servicios, otro de los pilares de la tercera economía mundial, se desplomaron por su parte un 18,5 %, sin cambios respecto a los datos preliminares.
La revisión tampoco afecta a la evolución trimestral de la economía nipona respecto al segundo trimestre de 2019, que se quedó en un descenso del 9,9 %.
La contracción del PIB es fruto de las restricciones económicas aplicadas con motivo de la pandemia, y en particular por el estado de alerta sanitaria declarado en todo el país entre mediados de abril y finales de mayo y que supuso en la práctica el cierre o reducción de actividades de numerosos negocios.
Durante ese período, además, las autoridades japonesas recomendaron a los ciudadanos quedarse en casa salvo para desplazamientos esenciales, lo que deparó un duro golpe al ya de por sí débil consumo doméstico.
La economía nipona también se resintió por una coyuntura marcada por la caída de la demanda global y por el hundimiento hasta mínimos del gasto de los visitantes extranjeros, debido a las restricciones fronterizas que aplica Japón para hacer frente a la crisis sanitaria global del COVID-19.