El aumento sostenido de los contagios diarios por COVID-19 en las últimas dos semanas ha disparado las alarmas en Cuba, donde este jueves se registraron 49 nuevos casos, la cifra más alta desde el récord de 74 infecciones a inicios de mayo pasado, según el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
Las autoridades han avanzado que en las próximas horas se darán a conocer nuevas medidas para frenar la propagación del virus, restricciones que supondrán en la práctica un retorno a la “fase epidémica” previa a la reapertura y que se espera que incluyan restricciones de transporte y movilidad.
El alto número de positivos de hoy -seis de ellos con fuente en el extranjero- resalta especialmente porque se registra solo dos semanas después de que la isla celebrara su primer día sin contagios desde el comienzo de la epidemia en marzo, lo que hizo que se considerara controlada la enfermedad en el país.
Cuba acumula ya 2.775 enfermos confirmados, de los que se han recuperado 2.409 (87 %) y han fallecido 88. Hasta la fecha mantiene 276 casos activos del virus, la “cifra más alta de las últimas semanas”, señaló el director de Epidemiología del Minsap, Francisco Durán, en su comparecencia televisiva habitual.
La mayoría de los infectados sigue concentrándose en La Habana, la única región cubana estancada en la fase 1 del plan nacional de reapertura, y hasta hace muy poco también la única con trasmisión local de coronavirus.
Le sigue la cercana Artemisa (en fase 3), que ya sobrepasó a la capital en el índice de casos por número habitantes, debido a dos grandes brotes que suman en total casi un centenar de contagios, lo que ha provocado el cierre de la localidad de Bauta para evitar la propagación de la enfermedad.
El foco más reciente en ese territorio se produjo en una empresa constructora de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel, el proyecto estrella del Gobierno cubano para captar capital extranjero, unos 45 kilómetros al oeste de La Habana, que “por su importancia se ha mantenido activa”, precisó el doctor Durán.
También esta semana, por primera vez se detectó un caso en la occidental provincia de Pinar del Río después de meses sin presencia del virus en ese territorio, actualmente en la tercera y última fase de desescalada como la gran mayoría del país, excepto La Habana y la cercana Mayabeque, en fase 2.
Entre los contagiados de este jueves, seis son viajeros procedentes de México, Costa Rica y Venezuela, en dos no se identifica la fuente de infección y el resto son contactos de otros pacientes confirmados.
De los casos de trasmisión local, 23 residen en La Habana, 19 en Artemisa y uno en la provincia de Villa Clara, el único territorio del centro y el oriente de la isla con pacientes de coronavirus.
Los 49 enfermos fueron detectados entre 3.876 muestras PCR completadas la víspera, con lo que ya se elevan a 285.471 las pruebas de este tipo realizadas en el país.
“ANORMALIDAD” PREOCUPANTE
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó de “anormalidad” el abrupto aumento de contagios en relación a la favorable situación de semanas anteriores, cuando las infecciones no llegaban a las dos cifras.
“Como hemos tenido la capacidad de disminuir los casos hasta niveles como los que se venían comportando, es una situación que nos preocupa”, insistió el mandatario, de acuerdo a la nota oficial publicada en medios estatales.
Díaz-Canel reconoció que la creciente cifra de contagiados podría “comprometer incluso” el reinicio del curso escolar en septiembre, sobre todo en Artemisa y La Habana.
Para frenar la nueva ola de casos, las autoridades cubanas anunciarán hoy la activación de algunas medidas restrictivas eliminadas a principios de julio.
El Gobernador de La Habana, Reinaldo García, mencionó el posible cierre de piscinas y bares, que funcionan hoy con límite de capacidad, la imposición de un toque de queda nocturno y la limitación del transporte público en la ciudad, la última del país en reactivar autobuses y taxis tras la suspensión por la pandemia.
Además, se espera un reforzamiento del control en las fronteras entre la capital y las provincias limítrofes.
Teniendo en cuenta que los brotes y las infecciones recientes se han originado en La Habana, el Gobierno cubano barajaría la opción de aislar la ciudad, a la que no se puede acceder por medio del transporte masivo estatal pero sí en coches particulares.
Las autoridades aseguraron que continuarán realizando pruebas en todo el país, con énfasis en comunidades vulnerables, en busca de posibles casos “escondidos”.
Igualmente seguirán identificando y aislando a sospechosos y contactos para cortar la cadena del virus, una estrategia que ha probado ser efectiva en el país caribeño.
En hospitales cubanos permanecen 595 pacientes, de ellos 276 positivos, 272 con evolución estable y 4 graves. Otras 6.711 personas se mantienen aisladas en sus hogares.
FRONTERAS CERRADAS HASTA NUEVO AVISO
Cuba cerró sus fronteras el pasado 2 de abril y solo permite la entrada de vuelos humanitarios, de mercancías y para trasladar a sus brigadas médicas.
La reanudación de vuelos se incluye entre las medidas de la fase 3, que restablece las actividades económicas y los servicios a plena capacidad. Sin embargo, cuando la gran mayoría del país pasó a esta etapa, el Gobierno anunció que no abriría las fronteras hasta que La Habana, principal puerta de entrada al país, no avance en la desescalada.
El Ministerio cubano de Exteriores emitió una nota ayer miércoles reafirmando el cierre hasta nuevo aviso y recordando la cuarentena de 14 días obligatoria para todos los viajeros.
Los primeros -y hasta ahora únicos- turistas extranjeros que han entrado al país desde marzo lo hicieron el pasado sábado en un vuelo chárter desde Bahamas a los cayos cubanos Santamaría y Coco, según anunció el Ministerio de Turismo de la isla, sin ofrecer más detalles.
El turismo extranjero está permitido solo en los islotes que rodean a la isla grande, a donde no tienen acceso los visitantes.
Fuente: EFE