El Gobierno de EEUU llevó a cabo este martes la primera ejecución a nivel federal en los últimos 17 años, la de Daniel Lewis Lee, un supremacista blanco de 47 años que fue condenado por el asesinato en enero de 1996 del matrimonio Mueller y de su hija de 8 años.
El hombre no admitió su culpabilidad antes de morir por inyección letal en la prisión federal de Terre Haute (Indiana).
“Yo no lo hice”, dijo Lee antes de ser ejecutado, según recoge AP. “He cometido muchos errores en mi vida, pero no soy un asesino. Está matando a un hombre inocente”, agregó.
La ejecución, la primera de un preso federal condenado a muerte desde 2003, se produce después de que un tribunal federal de apelaciones levantó una orden judicial el domingo que se había puesto en práctica la semana pasada después de que la familia de las víctimas argumentara que correrían un alto riesgo de contraer el coronavirus si tuvieron que viajar para asistir a la ejecución. La familia había prometido apelar ante la Corte Suprema.
La ejecución de Lee había sido bloqueada el viernes por un juez federal después de que algunos de los familiares de las víctimas presentaron una demanda, diciendo que temían que al asistir podrían exponerse al COVID-19, la enfermedad respiratoria causada por el nuevo coronavirus.
La demanda presentada contra el Departamento de Justicia en la corte federal de Indianápolis buscaba bloquear la ejecución hasta que la pandemia hubiera pasado.
La jueza de distrito Jane Magnus-Stinson ordenó al departamento que retrasara la ejecución hasta que pudiera demostrar que defendía el derecho de los demandantes a asistir a la ejecución sin arriesgar su salud.
El gobierno apeló y el domingo, el séptimo Tribunal de Apelaciones de Circuito de Estados Unidos anuló la orden, diciendo que ningún estatuto o regulación federal daba a las víctimas el derecho de asistir a la ejecución.
Tomada de RT Noticias (con información de Voa, AP y Reuters)