El nuevo ministro de Educación de Brasil será un pastor evangélico, según anunció este viernes el presidente Jai Bolsonaro. Milton Ribeiro, pastor de la Iglesia Presbiteriana, pondrá fin a más de 20 días con la plaza vacante, tras numerosos vaivenes internos.
El nuevo ministro, graduado en Derecho y Teología, fue rector de la Universidad Presbiteriana Mackenzie y es doctor en Educación por la Universidad de São Paulo, por lo que aúna el perfil religioso conservador con el criterio técnico que exigía a Bolsonaro parte del Gobierno para evitar más polémicas.
En mayo de 2019, Bolsonaro ya había nombrado a Ribeiro miembro de la comisión de ética de la presidencia de la República, un órgano consultivo que debe vigilar la actitud de ministros y funcionarios del Gobierno. Su llegada al ministerio se produce después de semanas muy convulsas.
Primero se produjo la salida del polémico ministro Abraham Weintraub, después de continuas polémicas, que van desde provocaciones a la universidad pública y comentarios racistas contra China hasta amenazas a los jueces del Tribunal Supremo Federal, por las que estaba siendo investigado. Al final, Bolsonaro pactó con él una salida discreta y le nombró para un cargo de directivo del Banco Mundial en EEUU.
Como sustituto, Bolsonaro nombró a Carlos Decotelli, que fue recibido con alivio por perfil más técnico. Enseguida salieron a la luz informaciones falsas en su currículum académico, y aunque al principio el presidente le defendió al final acabó presentado su dimisión. Ni siquiera llegó a tomar posesión, duró cinco días.
El nuevo ministro de Educación será el cuarto en el año y medio que Bolsonaro lleva en el Gobierno (el primero fue Ricardo Vélez, que duró apenas tres meses). La inestabilidad se debe en buena parte a las disputas internas por controlar una cartera clave en la guerra cultural del bolsonarismo.
El ala militar del Gobierno, los evangélicos y los integrantes del ala más radical (también conocidos como ‘olavistas’ por ser seguidores del gurú de ultraderecha Olavo de Carvalho) han estado luchando entre bambalinas para colocar a uno de los suyos.
Finalmente, Bolsonaro parece haber optado por un nombre de consenso pero que busca agradar sobre todo a su electorado más fiel y conservador, ya que la gestión de la pandemia del coronavirus y los numerosos escándalos familiares han minado su popularidad entre sus votantes más moderados.
Fuente: El Mundo
