La India ha superado los 500.000 casos confirmados de coronavirus, 100.000 más que hace una semana con una curva aún ascendente de contagios, mientras las muertes son ya 15.685, informaron este sábado las autoridades indias.
Este gigante asiático, con 1.300 millones de habitantes y el cuarto país con más infecciones confirmadas de COVID-19 por detrás de Estados Unidos, Brasil y Rusia, alcanzó en las últimas horas los 508.953 contagios, según el último boletín del Ministerio de Salud.
El número de infectados supone un ascenso de más de 100.000 en una semana desde los 395.048 casos confirmados del pasado sábado, una situación que se explica en parte por el aumento considerable de test, que alcanzan casi los 8 millones, más de 200.000 en las últimas 24 horas, reveló hoy el Consejo Indio de Investigación Médica (ICMR).
Al frente de las ciudades indias más afectadas por la pandemia está Nueva Delhi, que superó recientemente a Bombay y cuenta en la actualidad con 77.240 casos confirmados y unas 2.500 muertes, una situación que se produce en medio de una crisis en los centros sanitarios por la falta de camas para atender a los enfermos.
El jefe de Gobierno de Delhi, Arvind Kejriwal, aseguró hoy en su cuenta de Twitter que la capital llevó a cabo el viernes su récord en número de test en un día, 21.144, “multiplicando por cuatro el número de pruebas”, al seguir ahora “una estrategia muy agresiva de pruebas y aislamiento”, justificando así en parte las cifras.
El primer ministro indio, Narendra Modi, en una intervención pública hoy, quiso mostrarse optimista sobre la situación en el país por la pandemia, y eso a pesar de que “algunas personas habían predicho que el impacto del virus en la India sería muy severo”.
“Debido al confinamiento, a muchas iniciativas tomadas por el Gobierno y a la lucha de la gente, la India se encuentra en una posición mucho mejor que otras muchas naciones. La tasa de recuperación (de enfermos) en la India está aumentando”, subrayó.
TRES MESES DE CONFINAMIENTO
La India se encuentra aún en el proceso de desescalada de uno de los confinamientos más estrictos del mundo que comenzó el pasado 25 de marzo, hace algo más de tres meses.
Sus 1.300 millones de habitantes se vieron recluidos en sus hogares de la noche a la mañana, al tiempo que la decisión del primer ministro desató una crisis entre millones de trabajadores migrantes que se vieron atrapados en las grandes ciudades sin recursos ni modo de regresar a sus hogares.
Desde marzo, cuando al parón económico casi completo se sumó un bloqueo de todos los medios de transporte de pasajeros, el confinamiento fue extendido sucesivamente, aunque bajo formas menos estrictas.
El pasado 8 de junio el Gobierno indio comenzó la primera fase de la desescalada del confinamiento, con la que se permitió la reapertura de restaurantes, centros comerciales y templos, aunque con estrictas medidas de seguridad y aforos limitados.
En todo el país, la entrada en la segunda fase, aún sin fecha, supondrá la reapertura de centros educativos, y la tercera la apertura de cines, gimnasios, centros culturales y estadios deportivos con gran asistencia de público, además de la reanudación de los desplazamientos en metro y los vuelos internacionales.
Una realidad que sin embargo se ve aún lejana con el continuo aumento de casos en este gigante asiático.
Fuente: EFE